Un jueves sin sabor a Nobel de Literatura
Por primera vez desde 1949, ayer –jueves- no sonaron las trompetas que anuncian al galardonado con el Premio Nobel de Literatura, concedido cada año por la Academia Sueca en Estocolmo.
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Tradicionalmente, el premio lo anuncia el secretario vitalicio de la Academia el primer jueves de octubre en la Casa de la Bolsa, en la ciudad vieja de la capital sueca.
El anuncio se retransmite en directo por la televisión sueca al mundo entero.
Los autores que aparecen en las apuestas -a menudo más equivocadas que acertadas-esperan ansiosos, pendientes en todo momento del teléfono, a la espera de la llamada de la academia, mientras que sus editores preparan el aprovisionamiento de las librerías y la famosa solapa de la tapa con el título de “Premio Nobel”.
Pero en 2018 no es así.
“Probablemente perderemos al menos 500 mil coronas [unos 55.200 dólares] con esta historia, es nuestro volumen de negocios habitual del Nobel”, lamenta Nicklas Björkholm, jefe de la gran librería independiente Hedengrens de Estocolmo.
“El año pasado [con Kazuo Ishiguro] vendimos miles y miles de ejemplares en inglés, en sueco, en francés, en todas las lenguas”, recuerda.
La Academia anunció en mayo que el anuncio del premio se posponía un año, después de que saliera a la luz un escándalo de agresión sexual por parte de un francés cercano a la institución y casado con una de sus integrantes, en plena tormenta #MeToo.
Ante la ausencia de premio literario, la atención está puesta este año más que ningún otro en el Nobel de la Paz, que se entrega hoy en Oslo. AFP-NA
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