Fuerte caída en la inscripción a los vouchers educativos: bajó un 43% en un año
El Ministerio de Capital Humano registró más de 620 mil solicitudes, frente a más de un millón el año pasado. El cambio en las condiciones, los montos otorgados y la burocracia, entre los motivos que podrían explicar la baja.

El Ministerio de Capital Humano difundió los primeros datos de la nueva edición del programa de vouchers educativos, y la caída en la inscripción fue significativa: un 42,91% menos que en 2024. En total, 620.331 estudiantes solicitaron el beneficio, frente a los 1.086.584 registrados el año anterior.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa iniciativa oficial —que contempla un reintegro de hasta el 50% de la cuota mensual para alumnos de niveles inicial, primario y secundario— está destinada únicamente a escuelas de gestión privada con una subvención estatal del 75% o más. En la práctica, por ejemplo, para un alumno primario en una institución con 100% de aporte estatal, el monto asciende a unos $13.000 por hijo.
Cambios en los requisitos y una inscripción más exigente
A diferencia de la convocatoria anterior, esta edición sumó una condición extra: las instituciones educativas deben reportar cada tres meses si las familias beneficiarias están al día con el pago de las cuotas. De detectarse irregularidades, se suspende el envío de la asistencia.
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Además, los requisitos económicos se mantuvieron restrictivos: los ingresos familiares no podían superar los $2.077.824 (equivalente a siete Salarios Mínimos, Vitales y Móviles) y los estudiantes debían figurar como alumnos regulares al momento de inscribirse.
¿Por qué bajó la cantidad de inscriptos?
El Gobierno nacional atribuyó la caída en la demanda a una supuesta mejora en la situación económica: “La reducción de la pobreza refleja el impacto de las políticas implementadas”, afirmaron desde la cartera de Sandra Pettovello, y destacaron la asistencia directa a través de programas como la AUH y la tarjeta alimentar, sin intermediarios.
Sin embargo, especialistas en educación y representantes del sector privado ofrecieron una lectura distinta. Martín Zurita, secretario ejecutivo de AIEPA, señaló que la inscripción estuvo limitada por la burocracia y por un monto percibido como insuficiente: “Muchas familias vieron que la cifra no era tan significativa y decidieron no anotarse”, explicó.
Desde ADEEPRA, Perpetuo Lentija advirtió que el voucher “muchas veces no alcanza para cubrir la cuota escolar” y termina siendo utilizado para otros gastos básicos como transporte o útiles escolares.
Familias que quedan afuera y escuelas excluidas
Otro de los puntos señalados por los expertos es el límite de ingresos. Muchas familias apenas superan el tope establecido para recibir el beneficio, pese a que su situación económica sigue siendo precaria.
Además, hay escuelas con menos del 75% de aporte estatal que no pueden acceder al programa, lo cual deja fuera a un importante universo de familias. Zurita pidió que se amplíe el alcance a instituciones con 50% o 60% de subvención.
Según la socióloga Cecilia Veleda, el programa genera un desequilibrio: “El gobierno nacional está otorgando más recursos a las familias de escuelas privadas, mientras desfinancia las escuelas estatales”, advirtió.
¿Dónde se concentran los beneficiarios?
En 2024, los mayores beneficiarios del programa se concentraron en Buenos Aires (335.000 inscriptos), seguidos por Córdoba, Santa Fe, Misiones, CABA y Mendoza. En cambio, provincias como La Pampa, Tierra del Fuego, Neuquén o Santa Cruz tuvieron menos de 2.000 inscripciones.
Además, solo un 30% de los estudiantes en Argentina asiste a escuelas privadas, con fuerte concentración en provincias con mayor desarrollo urbano.
Morosidad y sostenibilidad del programa
Pese al contexto económico, los niveles de morosidad en el pago de cuotas escolares no fueron alarmantes en el inicio del ciclo lectivo, aunque sí se observan retrasos en sectores más vulnerables. Lentija explicó que, si bien los colegios enfrentan dificultades, las penalidades por mora son bajas, lo cual desincentiva el pago en término. “El colegio no puede postergar el pago de sueldos ni otros compromisos. Si hubiera sanciones más fuertes por pagar tarde, tal vez habría menos retrasos”, opinó.