ECO SALUD
Prevención oncológica: la pregunta como sociedad es si se pretende vivir más y mejor
Si la respuesta es afirmativa, las personas van tener que generar cambios para promover y prevenir el desarrollo de la enfermedad oncológica. La evidencia científica indica que el 40 por ciento de los tumores del cáncer están vinculados al sobrepeso, sedentarismo, ingesta de alcohol, una mala nutrición y al tabaco.
Para encarar un programa de prevención oncológica, lo que deberían hacer el paciente y la sociedad es preguntarse si pretende vivir más y mejor. “Si responde de forma afirmativa a esas dos preguntas se puede continuar conversando de este tema”, indicó el doctor Gonzalo Mandiola, especialista jerarquizado en Oncología y Radioterapia.
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En diálogo con Eco Salud del Eco Multimedios, el profesional explicó que “hoy hay muchas más personas de edad avanzada que hace 30 o 40 años, por lo que para adoptar un programa de prevención la persona debe entender que, generalmente, los seres humanos hasta los 85 años consideran que la longevidad es una especie de don o privilegio que les ha tocado”.
“Ya entre los 85 y los 95 años empiezan a aparecer algunos problemas que están vinculados a las cuestiones propias de la edad, los cambios de códigos de la sociedad, se pierden los amigos, y después de los 95 años en adelante, la mayoría de los pacientes lo viven como una tortura. Aunque hay excepciones”, aclaró.
Mandiola apuntó que “todo esto va a formar parte de si una persona está dispuesta o no a generar los cambios necesarios para promover o prevenir la salud o el desarrollo de una enfermedad oncológica”.
Conocer lo que se quiere evitar en oncología
El especialista manifestó que para encarar un programa de prevención “es fundamental conocer lo que estamos tratando de evitar, que es el cáncer, porque pretender reducir el riesgo a un cien por ciento es una utopía”.
Y sobre este punto explicó que “la vida decidió hace 3.800 millones años que para poder evolucionar y adaptarnos a los cambios del medio tenían que existir mutaciones, que es el punto de partida de la enfermedad oncológica, por lo tanto, el cáncer es un poco el precio que la vida está dispuesta a pagar para poder evolucionar”.
Al tiempo que remarcó que “tratar de disminuir los riesgos es un buen plan y es inteligente, está en manos de cada uno una parte, y otra es absolutamente aleatoria”, agregó.
Conductas modificables para prevenir cáncer
El doctor Mandiola detalló que hay evidencia médica de rigor que indica que el 18% de los tumores del cáncer están vinculados al sobrepeso, sedentarismo, ingesta de alcohol y una mala nutrición, y un 19% se vincula de forma prácticamente directa al tabaco. “Casi el 40% de los casos diagnosticados están causados por cuestiones que son manejables o modificables para evitar que se produzcan, es casi uno de cada dos enfermos”.
También hay cuestiones heredofamiliares (comúnmente conocidas como carga genética), “en las que la persona tiene una predisposición muy marcada a desarrollar algunas enfermedades oncológicas, por lo que es muy importante que conozcan su árbol familiar, las enfermedades que han tenido, para en función de eso eventualmente hacer una consulta de asesoría genética donde se define si hay que hacer un estudio puntual, que se llaman paneles genéticos, para determinar si existe o no en la familia algún gen vinculable a estos síndromes heredofamiliares”, expresó Mandiola.
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Acciones de prevención del cáncer
A la hora de hablar de las acciones preventivas, el especialista en Oncología y Radioterapia apuntó que “las más importantes y que tienen mayor rigor científico son la actividad física y no fumar”.
En cuanto a la actividad física, “las guías de recomendación de la Sociedad Americana del Cáncer en 2012 recomendaban 150 minutos de actividad moderada a la semana. Nuestro organismo funciona mejor cuando está en movimiento, no solo para evitar la enfermedad oncológica, sino otras patologías”.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, “los últimos estudios que se publicaron con respecto al ejercicio y el cáncer demostraron que más es mejor y apuntan a 300 minutos semanales”, remarcó.
Y por otro lado, “el tabaco es una de las noxas que tenemos los seres humanos, ha matado a más personas que todas las víctimas de todas las guerras de los últimos 60 años. Además no sólo causa cáncer de pulmón sino que participa en la generación de otros tumores, sobre todo de urotelio (vejiga), tiene un rol muy importante en el desarrollo de tumores de cabeza y cuello”, describió Mandiola.
Asimismo apuntó que “el alcohol es otra noxa, no tan importante como el tabaco, pero no por ello hay que dejar de mencionarla, ya que se relaciona mucho con el hepatocarcinoma, que es el tumor primario de hígado, y también está vinculado al cáncer de mama”.
Avances tecnológicos
El especialista hizo hincapié en que “hoy por hoy la tecnología tanto farmacológica como quirúrgica y de radioterapia mejoró muchísimo. La realidad es que la tasa de curación es mucho más alta, las enfermedades que antes ofrecían una expectativa corta de vida ahora ofrecen cronificarla y que el paciente conviva con la enfermedad oncológica y, probablemente, termine muriendo de una cuestión ajena a la patología oncológica”.
Y destacó que a la enfermedad del cáncer “de a poco la dejamos de relacionar a la muerte y al sufrimiento como era años atrás”.
“En lo personal creo que hay más diagnósticos que hace años atrás, por lo tanto la prevención sigue siendo una materia desaprobada, todavía tenemos que seguir haciendo esfuerzos en modificar mucho lo que estamos haciendo, y los avances se ven fundamentalmente en lo que tiene que ver con investigación y mejoras tecnológicas, tanto en radioterapia como en cirugía o quimioterapia, que son los tres pilares fundamentales del tratamiento oncológico”, concluyó Mandiola.