Condenaron a cuatro años y cuatro meses de prisión a Sebastián D´Angelo, por una conducta temeraria y antirreglamentaria

Se dijo: todo hacía presumir que nada iba a consolar a una familia surcada por el dolor de la ausencia de Romanela. Ni escuchar lo que le anticipaba su abogado particular sobre lo que reza el Código y la pena en expectativa que deparaba el suceso,  alcanzaron para amortiguar la impotencia y bronca por lo que “vale una vida”. Para colmo,  y cual gesto que acompañó a lo largo de la causa y que valió el reproche penal de la fiscalía, el acusado Sebastián D´Angelo no acudió ayer la cita. Tampoco lo hizo su defensor, a sabiendas de un juicio con final anunciado y  la posibilidad de tener que toparse con la mirada inquisidora y de reproche de deudos desconsolados, que ni siquiera vieron ni escucharon arrepentimiento o culpa alguna. 

Se cerró el capítulo judicial en primera instancia. El acusado de aquella maniobra imprudente, negligente, temeraria, que terminó con la vida de la motociclista Romanela Ruiz Sánchez, fue sentenciado a prisión, la cual tendrá cumplimiento efectivo una vez cobre firmeza la sentencia (en la Cámara de Apelaciones). 

Más allá de la desazón familiar de la víctima y dentro del margen que establece el Código para el suceso delictivo debatido, el fallo resultó contundente, como categórico a la hora de calificar, en especial, la actitud asumida por el ahora condenado tras al siniestro vial, cuando huyó, ocultó el coche y procuró entorpecer la investigación en procura de impunidad, que solo se logró torcer gracias a la tenacidad del fiscal y el aporte de los testigos, según consignó el propio juez.