Por tercera vez asaltaron a un comerciante de Vela, y ya suman 24.500 los pesos sustraídos
Alrededor de las 21.45 del pasado lunes Manuel Iturriaga, titular de la despensa Ave Fénix ubicada en Pellegrini 658 de María Ignacia, se encontraba solo en su local, como habitualmente ocurre. A esa hora de la noche entraron dos jóvenes de los cuales uno, alto y flaco, estaba armado con una pistola calibre 22 y otro, más bajo y con muchas marcas en la cara, portaba una sevillana. El primero, que tenía la cara cubierta y apenas se le podían ver los ojos, emitió las primeras palabras ordenando no gritar mientras lo apuntaba, ya que habían algunos chicos haciendo gimnasia en un salón privado ubicado en la parte trasera del almacén.
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Los delincuentes exigían dinero, pero el dueño no quería ceder y argumentó que el monto recaudado en el día ya se lo había llevado el personal de seguridad. “No quería entregar el dinero porque trabajamos bien, pero la ganancia no es mucha”, contó a El Eco Multimedios.
El ladrón aferrado a la navaja, que según la víctima tenía dificultades para hablar, sin creer su afirmación se adelantó y lanzó una violenta puñalada, a lo que Iturriaga cayó al piso con un gran corte que afortunadamente solo atravesó el delantal que utiliza para atender. La víctima de 67 años, operado del corazón y medicado con anticoagulantes, muy asustado cedió al pedido de los malvivientes que se llevaron unos cinco mil pesos. “No sé si fue el susto, porque me pongo muy mal, pero pensé que me había cortado y con la medicación que tomo me podría haber ido en sangre”.
Cansado de estos hechos, asustado y compungido, advirtió a la policía que se va a armar. Los oficiales le aconsejaron que no lo haga, que no recurra a ningún tipo de armamento. Pero la indignación del trabajador que de lunes a lunes abre su negocio y se esfuerza por llevarlo adelante no tiene consuelo, porque ya suman 24.500 pesos los perdidos en manos de delincuentes. La primera vez que lo asaltaron fueron cerca de 3.500 pesos, la segunda 16.000 y ahora estos 5.000. “Acá todos me conocen, yo vivo trabajando, es lo único que he aprendido en mi vida”, declaró con angustia, remarcando que jamás se le ocurrió tocar algo ajeno. “Nunca robé ni le hice maldades a alguien”.
Manuel aseguró que los delincuentes no pertenecen a la zona, ya que se confía de conocer a todos los vecinos por haber nacido y crecido en Vela. “Aunque puede haber alguien de aquí que pase información, porque saben que trabajo bien con el negocio y se juntan algunos pesos”.
El almacén está ubicado a unas cuadras de la plaza principal, y el dueño considera que el hecho de no encontrarse en el centro de la localidad lo vuelve más vulnerable. “Estoy expuesto, porque a esa hora ya no hay movimiento por acá”.
Los antecedentes
El comienzo de 2016 no fue bueno para el dueño de Ave Fénix, ya que a mediados de febrero justo para la celebración de los Carnavales, un solitario delincuente armado logró amedrentarlo efectuando disparos al aire y le sustrajo una suma cercana a los 3.500 pesos.
Pocos meses después, en septiembre del mismo año, también un domingo de noche, la vivencia se repitió. Fue durante la celebración del 132do. aniversario de la localidad de María Ignacia.
Quien fuera el mismo malhechor que el pasado episodio, le sustrajo la suma de 16 mil pesos.
La falta de personal policial
Según lo que reflexionó el damnificado, tanto el Intendente como la delegada local deberían tomar cartas en el asunto con el objetivo de poner “su comisaría”, ya que insiste en que no hay personal. “La policía hace todo lo posible, no tengo nada que decir de su trabajo, pero no tienen los medios”. Iturriaga sostuvo que se han portado muy bien, porque ha acudido la fuerza de Gardey y una oficial de Juárez, pero desmintió a Cristian Ritondo, ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que había asegurado que la seguridad estaba controlada.
“Está equivocado”, remarcó, esperanzado con que la difusión del hecho sea atendida por alguna autoridad que sea capaz de tomar medidas.
“Quisiera conseguir una audiencia con el intendente Miguel Lunghi para explicarle la situación, porque vivo laburando”, dijo con la voz entrecortada de dolor, recordando el legado de su padre que apuntó siempre a que se ganara la vida mediante el esfuerzo del trabajo.
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