Robaron en una casa en Pasteur al 600 mientras la familia dormía
Una familia fue víctima de un robo en su vivienda mientras estaba durmiendo, el martes por la noche, en Pasteur al 600. El hecho sucedió pocos días después del ilícito contra la carnicería situada en Saenz Peña y Pasteur, en el mismo barrio.
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Daiana, la damnificada, contó que llegó de trabajar alrededor de las 22.30, cenó con su marido e hijos, se bañó y se acostaron. Pocos minutos después de la medianoche escucharon un fuerte sonido similar a una explosión.
“Salimos saltando de la cama, y vimos la puerta abierta. Mi marido no se dio cuenta de que se habían llevado el tele. Se puso el pantalón, salió a buscarlos pero nada. También se llevaron una notebook”, explicó.
En tanto, expuso que “no sé si nos habrían vigilado, o fue al azar porque la puerta me la hicieron pedazos, no la agarraron con la barreta, ni con una patada porque no pueden haber hecho eso con una patada”.
Indicó que eran dos jóvenes los que pudo ver su marido que se dieron a la fuga.
“Yo enseguida llamé a la policía. Los llamé un rato antes de la 1 y aparecieron una y media. La comisaría está a dos cuadras. Los había llamado la chica de enfrente además”, señaló.
Y admitió que ahora tienen temor pero es la primera vez que son víctimas de un ilícito de estas características. “Gracias a dios los nenes no escucharon mucho y ahora hay que tratar de sacar el miedo”, manifestó.
Si bien hay cámaras en negocios aledaños, consideró que igualmente no sirven porque los propietarios de la carnicería Lucas, que fueron víctimas de un robo el fin de semana, no pudieron recuperar lo sustraído a pesar de contar con cámaras de seguridad. “Entran por una puerta y salen por otra”, lanzó.
El robo a la carnicería, situada en Pasteur y Saenz Peña, fue en la madrugada del sábado. Se robaron carne de cerdo, chorizos fresco de cerdo y mezcla que estaban en la cámara y de parrilla que estaban en el freezer, morcillas, panceta, tapa de asado, vacío, falda deshuesada, costillares que estaban colgados en la cámara, un cuarto de vaca, lengua, pollo y todas las siete cuchillas que usaban para despostar y cortar la carne en el mostrador, más una chaira de color amarilla. Estimaron en 60 mil pesos el valor de lo sustraído.
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