En 1929, un bebe muerto en el Hospital Santamarina derivó en una huelga de médicos durante once años
Todo ocurrió a partir de un parto complicado, que no pudo sobrellevar la partera Isabel V. de Campaña, una noche en que el jefe de la Sala de Maternidad, doctor Enrique A. Piñeiro, realizaba una guardia pasiva.

La ciudad va mutando su composición y todo tiende a transformarse con el paso del tiempo. En un lugar, de más de 200 años de historia, resulta obvio que al tiempo que crece el poblado, las cosas vayan cambiando. También, las personas y sus historias, que quedarán para siempre en las páginas de la construcción social de Tandil.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDetallado en las páginas de El Eco de Tandil, se resaltó que en año 1919, siendo intendente Esteban Maritorena presidente del Concejo Deliberante Jacinto Dastugue, se sancionó una ordenanza destinada a proveer, sin cargo alguno, una patente especial para los autos de los médicos que prestaban servicios gratuitos en el Hospital Municipal. La chapa tenía como distintivo una cruz verde. Y no había un sólo profesional de la Medicina en Tandil, que no la luciera como una distinción honorifica.
Eran tiempos en que de mañana asistían al nosocomio y a la tarde atendían su consultorio particular y hacían visitas a domicilio. Pero esta contribución, benéfica plausible, no lo era tanto en lo que tenía que ver con la predisposición para solucionar diferencias que, cada tanto, se suscitaban con las autoridades municipales, o entre ellos mismos. Como la situación planteada al comenzar la década de los años treinta.