Pegaba fuerte Vallejos
DE UN SOBERBIO PUÑETAZO LE QUITO LA VIDA A UN COMPAÑERO DE TRABAJO. EN OTRO DE LOS CASOS, MOLESTO POR UN RONQUIDO, FUE EN BUSCA DE LA MUERTE EMPUÑANDO COMO ARMA AGRESORA SÓLO EL BASTON QUE LE SERVIA DE SOSTEN A SU PIERNA COJA.

Una semana atrás había entrado el otoño de 1971, pero hacía bastante calor todavía. Más aún en la obra en construcción de la calle Magallanes sin número, porque a los rigores estivales que aún no habían desaparecido, pesaban y tocaban fondo las copiosas libaciones de los hombres que habían pasado buena parte de la tarde dándole gusto al garguero.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailPor eso aquel sábado 27 de marzo, un par de albañiles había entendido, tal vez, que no estaba en condiciones de agarrar la cuchara -por lo menos arriba del andamio- prefiriendo sentarse junto a una pared, escapando también a la vertical que, según dijeron quienes los vieron, no podían mantener.
Ellos eran Félix Vallejos y Julio Rivero. El estado etílico de ambos era tal, según también los testigos, que el empeño por ponerse de pie - por lo menos de uno de ellos- se vio reiteradamente frustrado.