Hace 46 años, Laprida llegaba al mundo del TC
La ciudad del centro-sur bonaerense ingresaba en la rueda grande de los deportes mecánicos. Se corrió en Olavarría y terminó con la primera victoria de “Caíto” Iglesias.

En el tramo final de la década del ‘60, las competencias de TC en ruta sufrieron un intervalo a raíz de los trágicos accidentes en aquella carrera, Balcarce-Lobería, en abril de 1968.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLas entidades e instituciones de muchas ciudades del país, comenzaron a delinear sus clásicas “vueltas” o ediciones en escenarios cada vez más cortos.
El Automóvil Moto Club Olavarría había pergeñado un trazado muy atractivo para recuperar las competencias, en un lugar cercano a la zona céntrica, ideal para la nueva Fórmula “A”, un circuito de 17,450 kms.
Los directivos, Alberto Hipólito (titular), y sus pares Pedro Ressia y Jorge “Queco” Sgarboza, trabajaron denodadamente para contar con el TC en la capital del cemento, colaborando además con el Tandil Auto Club y con el Auto Moto Naútico Laprida para hacer sus competencias en el circuito Luciano Fortabat, que también utilizaba el AMCO en sus clásicas ediciones.
El tempestuoso 1974
El inicio de 1974 fue tortuoso para los carreteros, con los graves enfrentamientos entre el ACA y la CADAD, reglamentos complicados y sin consenso, suspensiones a la ACTC, la renuncia de Spada, y muchos litigios que derivaron en la postergación del inicio del campeonato.
En acción, aparecía la Federación Pilotos Automóviles de Competición (FAPAC), entidad de los pilotos que pugnaban con tener voz y voto en la conducción de la actividad.
Entre tanto, había una réplica de la Confederación Argentina de Automovilismo Deportivo (CADAD) sancionando a la ACTC.
Luego de una carrera en Olavarría sin puntaje que obtenía el “Flaco” Traverso, una mediación de la Secretaría de Deportes “zanjaba” las diferencias y comenzaba a disputarse el certamen.
El 21 de abril se abría el juego, iniciando el torneo del Turismo Carretera en Santa Fe, con una carrera que ganó Eduardo Giordano con muy pocos autos. Dieciséis competencias finalmente se lograron desarrollar ese año.
Laprida se sumaba al TC
Un día de fiesta para Laprida, tenía lugar el 28 de julio de 1974, donde cristalizaba un largo sueño, organizar la Primera Vuelta de Turismo Carretera.
El circuito Luciano Fortabat de 17,450 kilómetros, comprendido por la autopista que lleva el mismo nombre, las rutas provinciales 76 y 226 y el camino de Circunvalación, era el epicentro de aquel desafío de los lapridenses.
Un aperitivo, con dos series a 6 vueltas y una final sobre 14 capítulos, recorriendo 244,300 kilómetros comprendía el menú de la jornada. La mala impresión dejada por la categoría siete días antes en 25 de Mayo, quedó olvidada en el circuito de Olavarría, que arrojaba un saldo favorable.
Alta concurrencia bordeó todo el perímetro de la capital del cemento, haciendo recordar las épocas emblemáticas y las memorables batallas de los hermanos Emiliozzi. Un espectáculo acorde al marco, rubricaba la térmica del compromiso teceista.
Ford mostraba el potencial, aunque cada día se le hacía más difícil mantener el dominio, en muchos parciales se notaba el avance de las otras marcas. Sobre seis vueltas, “Pirín” Gradassi y Ricardo Iglesias dominaron el vermouth.
Iglesias puso primera
Con más candidatos que de costumbre, se puso en marcha la nueva disputa, otra fragorosa definición de los carreteros, conformando la primera edición, Vuelta de Laprida.
Mouras exhibía su temple y manejo en los precoces movimientos, jugando la carta fuerte de Chevrolet, con Pairetti aprovechando la succión para entreverarse.
En el tercer acto, el “Príncipe” de Carlos Casares se retrasaba, no pudiendo continuar el ritmo, apareciendo en acción “Caito” Iglesias, quien resueltamente llegaba a la punta.
“Il Matto” perdía terreno en la clasificación, notándose el avance de Martínez Boero y los hermanos de Banfield, Octavio y Pedro Suárez, mientras el “tractor” de Gradassi iba en busca de su compañero de equipo.
Un circuito ideal para la categoría, permitía al público conocer el desarrollo de la carrera, sin la necesidad de recurrir a las radios para dilucidar las posiciones, manteniendo de esa forma el interés en forma constante, disfrutando de un espectáculo electrizante.
Los relojes arrojaban diferencias exiguas entre el primero y el segundo, por momentos durante dos o tres vueltas Gradassi superaba al de Pergamino por escasas décimas, recuperando éste posteriormente el liderazgo.
A su vez, Martínez Boero se afianzaba en la tercera posición, retrasándose cuando restaban cuatro giros, al desbandarse una cubierta justo frente al abastecimiento sobre el camino de Circunvalación, cerca de la autopista Fortabat.
De esa forma, los Suárez ascendieron en el clasificador, quedando terceros, Pairetti alcanzaba a superar a Mouras sobre los metros finales, ocupando el cuarto puesto, mientras el “Príncipe” quedaba en el quinto lugar, luego de una entrega inicial muy firme.
Los fores volvieron a ser mayoría en el podio manteniendo la abrumadora superioridad en la temporada. “Los Suárez” ocuparon el puesto de privilegio para Dodge y al igual que en La Carlota Carlos Pairetti alcanzó el cuarto puesto.
Lizeviche llegó bien perfilado, luego Jorge Martínez Boero, el “crédito” de Saladillo Carlos Giustozzi, Roberto Santonocito y el platense Francisco Politano.
Ricardo Iglesias (1h.14m.45 seg. 3/10) a 190,080 de promedio obtuvo su primer triunfo en la categoría, y dejó feliz a su impulsor y amigo, Roberto del Campo, que de esa forma vio compensado el esfuerzo para poner adelante su auto. Gradassi quedó a 2 seg. 1/10 del pergaminense.