Inteligencia artificial y educación: ¿Hay un retraso en la forma de encararlo desde los colegios?
El Instituto de Economía de la Unicen, a través de su boletín informativo N° 129, responde a la inquietud.

Desde el lanzamiento público de ChatGPT a finales de 2022, las herramientas de inteligencia artificial (IA) generativa han ganado popularidad rápidamente, ya que son la aplicación y demostración más obvia de las capacidades de la IA de cara al consumidor. Sin embargo, el uso real de chatbots basados en IA, como ChatGPT, sigue siendo bajo, teniendo en cuenta la expectación que despiertan.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailSegún un estudio de Statista Consumer Insights, aproximadamente tres de cada diez adultos estadounidenses habían utilizado ChatGPT o Meta AI en los doce meses anteriores a agosto de 2024. Según Statista Consumer Insights, el 20% de los estadounidenses encuestados (mayores de 18 años) en agosto y septiembre de 2024 afirmaron que las herramientas de IA formaban parte de su día a día, lo que no está nada mal teniendo en cuenta lo reciente de su aparición. Aunque el porcentaje de usuarios frecuentes es similar en Alemania, México y el Reino Unido, es considerablemente mayor en Brasil y la India, con un 33% y un 41%, respectivamente.
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El uso real de los servicios basados en IA probablemente supera con creces el uso de las herramientas de IA que se relevan en encuestas. Con la IA funcionando en segundo plano en innumerables servicios que la gente utiliza habitualmente, muchos consumidores ni siquiera se dan cuenta de la frecuencia con la que entran en contacto con la IA en su vida diaria.
Las herramientas de IA se están implantando rápidamente en los sistemas educativos de todo el mundo. Aunque éstas proporcionan grandes oportunidades para mejorar y ampliar el aprendizaje, su despliegue rápido representa también determinados riesgos: se suelen utilizar sin marcos normativos requeridos que protejan a alumnos y docentes, y garanticen de este modo un enfoque centrado en el ser humano a la hora de utilizar las tecnologías en la educación.
La aplicación de la IA en la educación varía enormemente de un país a otro, lo que suele reflejar las disparidades ya existentes en cuanto a la infraestructura tecnológica, la financiación, el apoyo político y los niveles de alfabetización digital. Los países desarrollados pueden contar con una infraestructura tecnológica más sólida, así como con un ecosistema de innovación que incluye al sector privado. Este ecosistema apoya a las escuelas y universidades para que lideren los experimentos relativos a la IAen la educación.
Un objetivo fundamental de la educación es ayudar a los jóvenes a tener conocimientos, conciencia y, en consecuencia, comportamientos que les permitan vivir en armonía entre sí, con el planeta y con la tecnología. La consecución de estos objetivos requiere orientación e instrucción humanas, algo que la tecnología puede ayudar a que se lleve a cabo de manera más eficaz.
La mejor manera de conseguirlo es utilizar la IA como herramienta para complementar, y no para sustituir, los elementos humanos de la enseñanza. Los buenos docentes y mentores humanos desempeñan un poderoso papel a la hora de ayudar a los educandos a descubrir sus puntos fuertes a nivel personal y a desarrollar su potencial. Proporcionan orientación y apoyo sensibles a cada alumno y que prestan atención a las particularidades de los contextos en que cada alumno aprende y vive.
La IA nos permite ofrecer a los alumnos un aprendizaje más personalizado, ya que los sistemas de IA pueden adaptarse a las necesidades individuales de cada estudiante, así como detectar dificultades de aprendizaje de manera temprana y proporcionar una retroalimentación inmediata sobre el progreso del estudiante. Además, permite innovar en métodos de enseñanza y aprendizaje facilitando al docente ser más creativo en la preparación de sus clases. La IAen el aula es un reto pedagógico, no tecnológico. No reemplaza el acto de pensar, sino que lo expande, amplifica y enriquece. Su valor reside en imaginar nuevas formas de aprender.
Cuando aceptamos que nuestros hijos está usando las diferentes herramientas de inteligencia artificial para realizar sus tareas, una perspectiva optimista, es encaminar su curiosidad en un circuito circular que les permita partir de sus propias ideas y una vez consultada la herramienta, volver a usar su criterio para tomar decisiones.