“Mis vasallos son como niños, ¡lloran cuando se les lava y peina!”

(Carlos III, rey de España, 1716-1788)
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl Absolutismo Ilustrado del siglo XVIII produjo cambios importantes -y beneficiosos- para la población europea. De algún modo la frase “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que caracterizó a monarquías de la época, encontró justificación en transformaciones notables en la vida de la gente y también generó situaciones anecdóticas.
Carlos III es uno de los reyes más representativos de aquella concepción política y su reinado fue uno de los mejores de la historia de España. Sus treinta años de gobierno significaron para Hispanoamérica una transformación casi imposible de reseñar en el ámbito social, político y económico reflejado en obras públicas, legislación, educación, ciencia y cultura; especialmente en la ciudad capital, por lo que recibió el apodo de “el mejor Alcalde de Madrid”.