Aunque en los últimos años el uso de pirotecnia de alto impacto sonoro viene disminuyendo de manera sostenida, la realidad es que en fechas especiales —especialmente durante la Navidad y el Año Nuevo— todavía persiste la costumbre de encender fuegos artificiales para celebrar. Esta práctica, profundamente arraigada en muchas familias, continúa generando consecuencias negativas que no siempre se tienen en cuenta. Los estruendos afectan directamente a las mascotas, alteran gravemente a la fauna silvestre y también perjudican a las personas con autismo, que pueden experimentar crisis sensoriales asociadas a los ruidos repentinos y de alta intensidad.

En diálogo con Hábitat y Conciencia, la veterinaria Stella Maris Marcos brindó una serie de recomendaciones orientadas a disminuir el impacto que estas explosiones generan en los animales domésticos. Su principal mensaje apunta a la necesidad de ofrecer un marco de seguridad, contención emocional y control ambiental que reduzca el estrés, la ansiedad y las posibles respuestas de fuga o pánico. Según explicó, la prioridad no es únicamente aliviar el miedo que sienten los animales, sino también prevenir que se escapen, se accidenten o generen daños involuntarios intentando buscar refugio.

A partir de su experiencia, Marcos remarcó que los perros suelen ser más sensibles a la pirotecnia que los gatos, debido a que su capacidad auditiva está más desarrollada. De todos modos, los felinos también pueden sufrir respuestas intensas, aunque en ocasiones lo expresen de manera más silenciosa o con conductas de repliegue. La profesional detalló que los animales domésticos, tanto perros como gatos, suelen manifestar tres tipos de respuesta frente a los estruendos: leve, moderada o grave. Conocer esa clasificación es fundamental para decidir qué medidas preventivas adoptar.

Desde el Centro de Rescate de Fauna Silvestre de Granja Los Pibes, su referente Emilio Fernández reforzó la idea de que no solo las mascotas se ven afectadas por la pirotecnia. La fauna autóctona —aves, mamíferos y otros animales silvestres— puede experimentar daños auditivos irreversibles, además de desorientación, estrés extremo y alteraciones en sus comportamientos naturales, especialmente en épocas de reproducción y cría.

Contención, acompañamiento y, si es necesario, sedación supervisada

Stella Maris Marcos, veterinaria especializada en pequeños animales, egresada de la Unicen y con experiencia en laboratorios, además de integrar el grupo Cannabis Medicinal Veterinario Tandil —parte de Cannabis Medicinal Tandil y vinculado a nivel nacional con Veterinarios Cannábicos Argentinos—, compartió una serie de recomendaciones para preparar a las mascotas ante las celebraciones de fin de año.

Lo primero, subrayó, es crear un entorno seguro. “La clave es evitar que los animales se lastimen, que huyan del hogar en un intento desesperado por alejarse del ruido o que sufran accidentes”, explicó. Para los perros y gatos más temerosos, que pueden llegar a romper vidrios, ventanales o rejas intentando escapar, los sedantes autorizados pueden resultar una herramienta válida, siempre y cuando sean indicados por un veterinario.

En relación con el cannabis medicinal, Marcos señaló que se utilizan aceites altos en CBD (cannabidiol), que permiten mantener a los animales más tranquilos. Sin embargo, enfatizó que estos preparados deben administrarse únicamente bajo supervisión profesional. “El CBD ayuda a que se mantengan calmados, pero cualquier medicación tiene que ir acompañada de pautas ambientales. Un perro o un gato que queda solo, a la intemperie o sin un refugio adecuado, inevitablemente lo va a pasar mal aunque esté medicado”, afirmó.

Buenas prácticas para acompañar a las mascotas

En lo que respecta a la contención emocional, Marcos señaló que lo ideal es permanecer cerca de los animales durante la noche de las fiestas, ya que la presencia de su familia reduce la sensación de amenaza. Para quienes no pueden estar en casa en esos horarios, aconsejó preparar el ambiente con antelación: dejar luces encendidas, cerrar ventanas, ofrecer un espacio cerrado donde puedan refugiarse y poner música suave o ruido blanco, que sirva para amortiguar los estruendos externos.

La veterinaria indicó que tanto perros como gatos deben estar correctamente identificados con una chapita que contenga su nombre y un teléfono de contacto. Esta medida, que debería ser habitual durante todo el año, se vuelve imprescindible en Navidad y Año Nuevo, cuando aumenta notablemente la cantidad de animales que se extravían.

También valoró el trabajo de concientización que han realizado en los últimos años distintas organizaciones proteccionistas, pero recordó que el uso de pirotecnia no solo afecta a las mascotas, sino también a muchas personas con autismo, que pueden experimentar crisis sensoriales intensas ante sonidos repentinos.

Tres tipos de respuesta frente al ruido

Marcos enumeró las tres respuestas típicas que pueden presentar los animales cuando se exponen a ruidos fuertes de pirotecnia. Cada una requiere un abordaje distinto:

1. Respuesta leve

Corresponde a mascotas que, ante el ruido, solo reaccionan con un ladrido, una alerta momentánea o una mirada en dirección al sonido. En estos casos, suele ser suficiente con distraerlas mediante juegos, comida o contacto afectivo.

2. Respuesta moderada

Aquí los animales muestran signos más evidentes de estrés: inquietud, taquicardia, temblores o conductas de escondite. Marcos indicó que, para estos casos, es importante haber preparado previamente un refugio seguro y conocido para el animal: puede ser debajo de un mueble, dentro de un placard o incluso el baño, que muchos eligen de manera natural por su aislamiento.

La profesional señaló que lo ideal es comenzar un proceso de desensibilización sonora desde octubre, utilizando grabaciones de pirotecnia en volúmenes bajos, acompañadas de juegos o actividades que generen una asociación positiva. Esta técnica, conocida como contra-condicionamiento, es utilizada por etólogos y especialistas en conducta animal.

Además, se pueden complementar estas estrategias con Flores de Bach, aromaterapia sin humo con aceites esenciales de lavanda o cítricos, fitoterapia (como Passionaria, Tilo o Passiflora), musicoterapia para mascotas, o técnicas de bienestar como Reiki y meditación, siempre adaptadas a cada caso.

3. Respuesta grave

Es la más preocupante, ya que los animales entran en un estado de fobia y pánico. Pueden sufrir taquicardia, pupilas dilatadas, babas excesivas y, sobre todo, pérdida del contacto con su entorno y con su tutor. En estas situaciones se dan los comportamientos más peligrosos: intentos desesperados por huir, romper rejas o ventanas y una desconexión completa con el ambiente.

Para estos casos, Marcos destacó que es indispensable consultar a un veterinario. No se recomienda automedicar con Acepromacina —un sedante tradicional— porque hoy existen psicofármacos más seguros y efectivos. Los animales con respuestas graves necesitan medicación preventiva, un refugio seguro y un seguimiento profesional. Son, además, los que más suelen perderse o ser atropellados en los días posteriores a las fiestas.

El cannabis como posible herramienta terapéutica

La veterinaria explicó que el aceite de Cannabis Quimiotipo 3, rico en CBD, puede ser útil especialmente en animales con respuesta moderada a los ruidos. Sin embargo, subrayó que esta terapia está aún en estudio y que debe implementarse con orientación profesional. No es un tratamiento para usar de manera inmediata sobre la fecha: para obtener resultados, debe administrarse con anticipación, ya que apunta a estabilizar el sistema endocannabinoide, contribuyendo a la homeostasis del sistema nervioso y endocrino.

También remarcó que muchos aceites que circulan en Argentina contienen niveles altos de THC, el componente psicoactivo del cannabis, que está contraindicado en estos casos. Por ello, solo deben utilizarse aceites analizados, altos en CBD y bajo supervisión veterinaria.

La fauna silvestre, otra víctima silenciosa

Desde el Centro de Rescate de Fauna Silvestre, Emilio Fernández recordó que los animales silvestres poseen un oído mucho más sensible que el humano. Las explosiones pueden generar lesiones auditivas serias, estrés extremo e incluso la muerte en especies vulnerables. En aves, por ejemplo, los estruendos pueden provocar taquicardia y colapsos.

También señaló que durante esta época del año, que coincide con la temporada de cría, la pirotecnia puede causar desorientación y pánico, dando lugar al abandono de nidos o madrigueras. En el caso de mamíferos más grandes, el estrés puede derivar en episodios de agresividad y conflictos entre individuos de la misma especie.

En nuestra región, explicó Fernández, existen especies con una gran sensibilidad auditiva, como búhos, lechuzas, murciélagos, pumas y zarigüeyas. Todas ellas pueden sufrir consecuencias directas por el uso de pirotecnia.

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El Eco de Tandil

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