El anillo perdido
Relatos de estudiantes de 6to año de la Orientación en Comunicación del Colegio Ayres del Cerro. Los mismos se trabajaron en el Taller de Producción en Lenguajes coordinado por la profesora Gabriela Ballarre.
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Por: Martina Fortuny
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailMi abuela Carmen siempre contaba esta historia con una mezcla de vergüenza y risa, como esas memorias que duelen un poco pero que con el tiempo se vuelven casi entrañables.
Era un día de verano, ella y mi abuelo Luis se habían casado hacía pocos meses. Vivían en una pequeña casa, donde la vida era sencilla y las tareas domésticas se realizaban a mano. Esa mañana, Carmen decidió lavar la ropa a mano, con jabón y gran paciencia.
Se quitó el anillo de compromiso, una sencilla sortija de oro amarillo que mi abuelo le había comprado con sus ahorros de varios meses. Se lo puso en el bolsillo del delantal, para no perderlo ni estropearlo mientras lavaba. Pero con tanto movimiento, entre el agua caliente y la ropa mojada, el anillo se deslizó sin que ella se diera cuenta.
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Horas después, al volver a casa, fue a buscar la sortija y, para su consternación, no estaba. El susto fue mayúsculo. Recorrió todo el patio, buscando en cañerías y rejillas, revisó su delantal y revolvió todo incansablemente. Incluso le pidió ayuda a una vecina, quien la asistió en la búsqueda. Pero nada. La joya se había perdido para siempre.
Carmen decía que lo peor no era la pérdida de la joya, sino la expresión de Luis al confesárselo. Él no dijo nada; solo la miró durante unos segundos y luego le respondió: “Bueno… será que ese anillo ya cumplió su ciclo”. A partir de ese momento, ambos siguieron con su vida.
Años más tarde, mi abuelo le compró otra sortija, incluso más bonita, pero ella siempre contaba esta historia como si aquel primer anillo perdido tuviera algo mágico. El amor se preservó a pesar de la pérdida del objeto, pues no era este, sino lo que representaba, lo verdaderamente importante: el comienzo de todo, la ilusión, el sentimiento y su profundo amor.
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