Relaciones humanas
La chica de los tatuajes
Antonella Romaniello tiene 19 años, estudia arquitectura y realiza un oficio muy poco habitual entre las mujeres. Pero los tatuajes y su carrera están íntimamente ligados a su manera de ver la vida, donde el arte ocupa un lugar fundamental.
En algunas cuestiones, a medida que me cuenta su vida, Antonella Romaniello me recuerda a Maud Wagner, que era trapecista y contorsionista, pero que es recordada como la primera artista del tatuaje en los Estados Unidos.
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Nacida en 1877, distinta a las mujeres de su época y muy emprendedora, desde joven Maud trabajó en ferias rodantes y así fue cómo, en una función de circo, conoció a Gus Wagner, distinguido como “el hombre más tatuado de América”. Según cuenta la historia, a cambio de una cita, Gus le enseñó a tatuar con la técnica del stick and poke, en la que se necesita únicamente una aguja y tinta. Tiempo después, Maud se volvió experta en el arte y empezaron a tatuarse mutuamente, por eso en las fotografías que quedan de ella se la ve con todos esos caballos, árboles, leones, monos, serpientes y mariposas sobre su piel, conviviendo con ese otro tatuaje en el brazo izquierdo donde estaba escrito su nombre de soltera, Maud Stevens.