“No hay muchos antecedentes de un desastre de esta magnitud”, afirmó un tandilense en Beirut
Germán Frechero, vive a dos kilómetros del epicentro del siniestro y contó a El Eco de Tandil cómo vivió la gran explosión que golpeó la capital libanesa ayer por la tarde. “Lo primero que pensé es que había sido un atentado”, admitió. Varias personas allegadas a su familia resultaron heridas y los destrozos en la zona fueron múltiples.
Ayer por la tarde en el puerto de Beirut, capital del Líbano, una explosión que tuvo un alcance de varios kilómetros tuvo como consecuencia serios daños en la zona, unos tres mil heridos y más de 50 fallecidos.
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Germán Frechero es tandilense y vive en Beirut hace tres años con su familia.
En diálogo con El Eco de Tandil contó que residen aproximadamente a dos kilómetros del lugar donde fue la explosión en el noveno piso de un edificio.
Al momento del siniestro se encontraba solo en su casa porque su hija y su esposa habían salido a pasear al centro, a un par de cuadras.
“Fue alrededor de las 17.40, yo sentí una explosión que parecía ser muy cerca y se movieron las cosas dentro de mi casa, no rompió vidrios acá, pero sí en departamentos cercanos”, relató.
“Pensé que había sido un atentado”
Y explicó que “vi vidrios desde arriba en la calle, lo primero que pensé es que había sido un atentado”.
“Al principio me preocupé pero enseguida traté de captar que se decía en las noticias, redes sociales. Primero estaban colapsadas las líneas de comunicación pero apenas tuve un poco de servicio de internet vi que había habido una explosión en el puerto, y era relativamente lejos de donde estábamos nosotros, lo raro era que había muchos vidrios en la calle, gente gritando, ruido de ambulancia pero el epicentro había sido lejos, a dos kilómetros”, indicó.
Unos minutos después volvieron su esposa y su hija con “muchos nervios, a ellas las agarró en la calle la explosión, tumbó vidrieras, cayeron vidrios por todos lados, fue un susto, una cosa a la que uno no está acostumbrado”.
Desde el edificio pudieron ver “la columna de humo rojizo, luego se volvió rosa, eso se veía claramente desde nuestro edificio, después subimos a la terraza y lo vimos de manera completa”.
“Mucha confusión al principio. Lo primero que hicimos fue tratar de contactarnos con amigos y conocidos que viven cerca del área de la explosión, y verificar que estuvieran todos bien. Las líneas telefónicas todavía andan bastante mal, durante la primera media hora después de la explosión fue imposible comunicarse con nadie”, relató.
“Estaba claro que era algo inusual, no lo que uno habitualmente entiende como atentados por los daños que había en esta zona también. Con el transcurso de las horas empezaron a circular las versiones más razonables en relación a lo que puede pasado, todo parece apuntar a un accidente”, indicó.
Los destrozos
Luego, recorrieron el barrio y pudieron ver que había “daños importantes en el edificio en la parte de abajo, la onda expansiva de la explosión hizo mucho daño a nivel superficie, no tanto en altura”.
No obstante, contó que “hasta un kilómetro de la explosión hizo daños por todos lados, y cerca del epicentro las fachadas de edificios grandes están completamente destruidas, mucho daño estructural en todos lados”.
“Nuestra preocupación era que nuestro hijo llegara sano y salvo, porque estaba en otro lado. Nos enteramos que varios conocidos fueron heridos en la explosión y están todavía algunos de ellos haciendo cola en los hospitales que están completamente colapsados, la magnitud de la devastación recién empezó a ser evidente recién unas 3 o 4 horas después de la explosión”, expuso.
De hecho, manifestó que “el padre del novio de mi hija está en el hospital con un corte importante en la cabeza, los centros asistenciales no dan abasto porque han sufrido daños estructurales también, tienen problemas de electricidad, ya venimos de semanas con suministro precario de energía eléctrica”.
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Eso, señaló, se debe a que “el país está en medio de una crisis económica muy importante, está afectando seriamente la provisión de algunos servicios básicos, recolección de basura, electricidad, hay muchos lugares donde la electricidad se suministra por 6 horas por día, y el resto del tiempo es electricidad por generadores”.
“Está faltando combustible, hay problemas muy severos en la economía del país desde principio de año se agravaron con el coronavirus. Todo parece estar en picada en este momento”, expresó.
Por último, reflexionó que se trató de un hecho “absolutamente insólito en todo sentido. No hay muchos antecedentes de un desastre de esta magnitud inclusive para este país que ha sufrido devastaciones sucesivas. Éste es un evento muy particular”.
El Coronavirus en la capital libanesa
Respecto al coronavirus en Beirut, Germán Frechero contó que “el país empezó con la cuarentena una semana después que la Argentina, y hasta principio de julio había una cuarentena severa, progresivamente levantada desde junio, a principio de julio se abrió el aeropuerto, y en correlación, no quiero decir que es causa y efecto pero hubo un aumento importante de casos de coronavirus”.
“Las cifras son bajas en comparación con Argentina pero veníamos con 20 casos por día, desde mediados de julio 120, 130 a fines de julio 220, y ahora estamos en 140, 150, casos por día, con un total de 55 muertos aproximadamente”, indicó.
La vida de una tandilense en Beirut
Germán Frechero contó que es el tercer año que vive en Beirut con su esposa y sus dos hijos, de 22 y 17 años.
“Nos vinimos juntos, yo vine un par de meses antes para hacer un aclimatamiento y preparar el ambiente para que ellos se pudieran instalar. Mi mujer y mis hijos vinieron para el inicio del ciclo escolar del hemisferio norte que es el agosto, septiembre”, relató.
Y explicó que “yo viví en Tandil hasta los 19 años, soy oficial retirado de la Fuerza Aérea, a los 19 años me fui a Córdoba, conocí a mi esposa y transcurrimos la mayor parte de mi carrera entre Córdoba y Buenos Aires, desde 2011 empecé a salir en misiones de paz de Naciones Unidas”.
Estuvo en varios lugares hasta que en Haití recibió el ofrecimiento para ir a Beirut.
“Nos instalamos en Líbano y estoy trabajando en la misión de paz de Naciones Unidas que opera en el sur del país”, indicó.
Y contó que “tengo en Tandil a mi mamá y tía, un hermano en Buenos Aires, una hermana en Mar del Plata. Hace mucho que no voy”.
“Nos hemos adaptado bastante bien a vivir acá, al principio los chicos sufrieron un poco por cambiar de colegio y no ver a sus amigos, mi señora también hasta que uno se hace de un grupo de gente para compartir momentos y ahora estamos adaptados y bien, hay que ver como esta serie de problemas que tiene el país una incertidumbre pero por lo pronto nos vamos a quedar acá”, afirmó.