Gustavo Dacovich: “El desafío es que haya participación”
El flamante presidente de Apymet se refiere al objetivo central de su gestión. “No quiero una institución presidencialista, trabajo como uno más”. Además, se refirió al trabajo diario al frente de sus dos empresas.

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Accedé a las últimas noticias desde tu emailPor Fernando Izquierdo, de esta Redacción
Gustavo Dacovich aún no lleva un mes en la presidencia de Apymet, cargo en el que sustituye a Omar Farah.
“No tenía pensado volver, pero una cosa llevó a la otra y acá estoy”, sintetizó en torno a su anterior participación, entre 2016 y 2021.
En diálogo con El Eco de Tandil, Dacovich, propietario de ICG Construcciones y Hormigonera Dacomix, analizó su nueva labor en Apymet y la actualidad de la industria:
“Asumimos el 4 de agosto. Yo había sido parte de la Comisión Directiva entre 2016 y 2021, en dos gestiones. Tenía la idea de no volver a participar pero una cosa fue llevando a la otra y acá estamos”.
-¿Siempre tuvo cierta vocación dirigencial?
-Me interesa participar. Si no estás, no es que no podés quejarte, pero lo estarías haciendo desde un lugar de inactividad. En muchos casos somos críticos sobre determinadas situaciones, problemáticas en general, tanto en el orden local como en lo provincial y nacional. No soy de la idea de perdurar en la dirigencia, apuesto a la alternancia, no sólo en niveles institucionales, también en cuanto a intendentes, gobernadores y presidentes. Intento ser parte de la transición en cuanto a la generación de dirigentes. Es necesario que los actuales asumamos la misión de acompañar a las nuevas generaciones. Los más jóvenes tienen otras prioridades, otra forma de ver las cosas. Nos han visto a nosotros afrontar situaciones adversas, entonces no quieren comprometerse en cosas como representar a un sector gremial empresario. Es complejo conseguir nuevos dirigentes con ganas. Debemos entender que los dirigentes que vengan van a ser diferentes a nosotros, algo que está muy bueno.
-¿Cómo evaluás el comportamiento de los viejos dirigentes?
-Siempre lo pongo en tela de juicio. Muchos de nuestros hijos se han ido a otros países. Personalmente, me siento un poco responsable. Asumo que mi generación no tuvo la capacidad de “cuidarlos” y eso que hizo que deban buscarse otra alternativa, que no implica que sea mejor. Cuando te parece que está todo mal, evaluás la posibilidad de irte del país.
-¿Apunta a darle una impronta propia a la gestión o privilegiará una continuidad de lo anterior?
-Tengo cierta intención de imponer mi impronta. Pero al mismo tiempo, quiero que haya participación, no busco ser presidencialista. Quiero ser uno más, hay gente que comparte lo que pienso y otra que no, como en todos lados. Ya hemos hablado para definir cuáles son los puntos principales a abordar desde Apymet. La idea es que todos seamos operativos, que cada uno tenga sus tareas, en mayor o menor medida según la disponibilidad y demás. Quiero llevar adelante ese formato.
-¿Cuáles son sus trabajos particulares?
-Tengo una constructora, que se llama ICG, y hace poco abrimos una hormigonera, Dacomix, son empresas familiares. Teníamos las máquinas desde 2019 y tuvimos que postergar la apertura por la pandemia. Abrimos recién a fines del año pasado.
-¿Qué postura adopta ante las crisis o cierta inflación abultada?
-Es algo sobre lo que uno suele no tener mucho control. Con la hormigonera fui cauteloso, ocurre que uno ya está más grande. Cuando uno apuesta, lo hace por sí mismo, por su familia y por su grupo de trabajo. Indirectamente, apuesta también por el país. Quienes estamos en esto, necesitamos tener objetivos permanentemente, “la zanahoria delante”, siempre creemos que contamos con más capacidad de trabajo.
En nuestro caso, estábamos aclimatados con la empresa constructora y empezamos a ver que había fortaleza para que Tandil tenga otra hormigonera. Hicimos un estudio de mercado y tomamos la decisión de encararlo. Después, vino la pandemia y nos frenó.
-Seguramente, sus empresas guardan cierta interacción.
-Por supuesto. Familiarmente, ya tenemos un formato de trabajo consolidado. Tengo a mi lado a mi hermano Iván que tiene 44 años y trabaja conmigo desde los 16. Nos conocemos mucho, ambos sabemos hacia dónde vamos, cómo resolver determinadas situaciones y demás.
Al frente de todo lo administrativo está mi esposa Paola.
También tenemos un colaborador muy estrecho, hay una chica que trabaja con nosotros desde hace doce años. Y el encargado desde hace nueve o diez.
Estoy rodeado de gente de confianza, algunos no son familiares pero prácticamente.
-¿Qué mirada tiene sobre la industria local actual?
-Acá somos todas Pymes, en mayor o menor magnitud. Y hay cosas que no las podemos manejar. Hay muchos emprendedores, estamos muy influidos por los cambios. Vivimos en una época en la que hay que estar muy pendiente de los costos. La competencia es cada vez más agresiva, sobre todo en precios, servicios y calidad. Hoy, te compran sólo si te necesitan, si sos eficiente y si lo que vendés es bueno. Eso implica que hay que ser muy meticuloso en todos los sentidos. Es un cambio para el empresariado, un nuevo formato de cómo ejecutar.
Hoy, no da lo mismo comprar bien o mal, o que pagues fuera de término un servicio, hoy te fijás en esas cosas.
Respecto a la apertura que quieren dar desde el Estado, se empezó a ver. Ya entran cosas desde otros lugares del mundo a competir con productos de fabricación nacional. Lo nuestro es caro por un montón de costos adicionales respecto al resto del mundo. La parte tributaria es altísima, lo mismo que lo laboral. Un empleado no gana bien y, al mismo tiempo, le cuesta mucha plata a la empresa. Un día, deberemos sincerarnos y buscar la forma de que al empleado le llegue más dinero, que no se desperdigue tanto en el camino, en todos los aportes que hacemos los empresarios. Será cuestión de determinar cuáles de esos aportes tienen sentido y cuáles no. Hay cosas que se impusieron en la pandemia y las seguimos pagando actualmente. En su momento, se instaló una ley de emergencia por equis causa y no se levantó nunca más, la seguimos pagando.
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