Salud cardiovascular infantil: prevención, alimentación y guía de RCP para padres
Profesionales de la salud advierten sobre las altas tasas de sedentarismo y obesidad infantil en el país. Recomiendan pautas de alimentación y explican cómo actuar ante emergencias con maniobras de RCP en lactantes y niños.
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La infancia y la adolescencia constituyen etapas críticas en la conformación de conductas alimentarias, de actividad física y de autocuidado. En este proceso, la familia y los adultos responsables cumplen un rol central en la creación de entornos saludables que permitan prevenir factores de riesgo a futuro.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDesde Ospedyc, su directora médica nacional, Valeria El Haj, explicó que “en la Argentina, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud muestra datos que preocupan: el 13,6 por ciento de los menores de cinco años presentan exceso de peso, cifra que asciende al 41,1 por ciento en la población de cinco a 17 años”.
Además, la especialista indicó que la inactividad física alcanza al 35 por ciento de los escolares y al 39 por ciento de los adolescentes. “Estas cifras cobran aún más relevancia si se considera que, según la Organización Mundial de la Salud, el 80 por ciento de las ECV podrían prevenirse con hábitos saludables adquiridos desde etapas tempranas de la vida”, agregó.
Alimentación y ejercicio
La alimentación y el ejercicio son pilares de prevención desde el nacimiento. En los lactantes, la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y complementaria hasta los dos años o más constituye la mejor estrategia nutricional, mientras que la incorporación progresiva de alimentos variados y naturales a partir del medio año ayuda a prevenir el sobrepeso.
En paralelo, el movimiento libre —como el gateo y el juego en el piso— es fundamental para estimular el desarrollo. Se sabe que la obesidad en menores de dos años se asocia a un 30 por ciento más de riesgo de obesidad en la adolescencia.
En la edad preescolar, entre los tres y cinco años, una dieta variada con frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, junto con la limitación de azúcares agregados, resulta fundamental para proteger la salud cardiovascular. A esta etapa le corresponden al menos 180 minutos diarios de actividad física de cualquier intensidad, preferentemente a través de juegos activos, además de entre 10 y 13 horas de sueño por día. La evidencia muestra que un niño con obesidad a los cinco años tiene cuatro veces más riesgo de continuar con exceso de peso en la adolescencia.
Durante la etapa escolar, de seis a 12 años, se recomienda un desayuno equilibrado cada mañana y la reducción de ultraprocesados, gaseosas y snacks altos en sodio. Hoy, el exceso de peso afecta al 30 por ciento de los escolares argentinos. También es importante promover deportes, caminatas o bicicleta como medio de transporte hacia la escuela y limitar el tiempo de pantallas recreativas a un máximo de dos horas diarias.
La adolescencia, de 13 a 17 años, al ser un momento de consolidación de la autonomía y de la identidad, incluye también las elecciones alimentarias. Promover el consumo de hierro, calcio y proteínas de calidad, evitar bebidas energéticas y alcohol, y acompañar el desarrollo de una relación responsable con la comida son pasos importantes.
A nivel físico, se recomienda al menos 60 minutos diarios de actividad moderada o vigorosa, junto con la participación en deportes en equipo o actividades al aire libre. Es también una etapa en la que resulta crucial la prevención del tabaquismo y del consumo de alcohol, factores que aumentan el riesgo cardiovascular en forma temprana.
Saber actuar ante una emergencia
Además de la prevención, es fundamental saber cómo actuar frente a una emergencia. La cadena de supervivencia es un conjunto de pasos que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte cuando ocurre un paro cardíaco o una obstrucción en la vía aérea.
Todo comienza con el reconocimiento inmediato de la emergencia: si un lactante o un niño pequeño deja de respirar, presenta coloración azulada o no responde, es necesario actuar sin demora:
- Activar el sistema de emergencias llamando al 107 o al número local de urgencias.
- Verificar si no hay obstrucción de la vía aérea.
- Iniciar compresiones con la misma frecuencia que en los adultos, verificando que el tórax descienda uno a tres centímetros de su altura.
- La posición de las manos en el tórax varía según la edad del niño. Si es un lactante, se deben colocar los dedos índice y medio en el centro del esternón, entre los pezones, o con ambos pulgares; en niños más grandes, puede requerir compresiones con toda la mano.
- Aplicar dos insuflaciones de un segundo cada una, apenas soplando, que eleven el pecho del bebé.
- Alternar 30 compresiones y dos insuflaciones hasta que llegue la ambulancia.
- Al mismo tiempo, de ser posible, se debe buscar un Desfibrilador Externo Automático (DEA).
Maniobra de Heimlich en lactantes
Otro punto importante es saber actuar frente a un atragantamiento. Si el bebé llora, tose o balbucea, significa que entra aire: no se debe intervenir, solo dejarlo toser. Si no puede respirar, emitir sonidos o toser, hay una obstrucción grave y se debe aplicar la maniobra de Heimlich.
Pasos para desobstruir la vía aérea en un lactante:
- Pedir ayuda y llamar al 107 (o el número de emergencias de la zona) poniéndolo en altavoz mientras se realiza la maniobra.
- Colocar al bebé boca abajo sobre el antebrazo, sosteniendo su cabeza y cuello, con la cabeza más baja que el tronco.
- Darle cinco golpes bien fuertes en la espalda (entre los omóplatos) con el talón de la mano.
- Girar al bebé boca arriba sobre el otro antebrazo, siempre sujetando cabeza y cuello.
- Realizar cinco compresiones torácicas con dos dedos (índice y medio). Ubicarlos en el centro del pecho, justo debajo de la línea imaginaria entre los pezones. Comprimir uno a tres centímetros de la profundidad del tórax.
- Alternar golpes en la espalda y compresiones hasta que el objeto salga o el bebé respire.
- Si el bebé pierde la conciencia, iniciar RCP para lactantes. Estas maniobras deben mantenerse de forma continua hasta la llegada de la ambulancia.
Por su parte, la directora médica de Acudir Emergencias Médicas, Débora Vizcaíno, detalló que “en los niños mayores de un año, tanto en la maniobra de Heimlich como en la RCP, la técnica se adapta: el rescatador debe agacharse o arrodillarse para colocarse a su altura, de modo que las compresiones o presiones abdominales se realicen de forma correcta y segura”.
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