Las “dietas milagro” llegan de la mano de la primavera
El almanaque marca septiembre y las dietas restrictivas ganan terreno entre quienes buscan perder kilos de manera rápida sin evaluar riesgos. La médica Nutricionista, Jezabel Terille, remarcó la importancia del asesoramiento a la hora de iniciar un plan alimentario en el que la constancia y el equilibrio, son la base para incorporar hábitos efectivos y duraderos.
Llega el mes de la primavera, los primeros días de temperaturas templadas y con el cambio de estación también surgen dietas con nombres variopintos respaldadas por grandes campañas publicitarias, libros, revistas y páginas web que anuncian todo tipo de tratamientos, pastillas y productos que dicen ser de origen natural para conseguir el objetivo de bajar esos kilos que tanto molestan cuando asoma el calor.
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La mayoría de estas dietas explican cómo bajar una cantidad importante de kilos en unas pocas semanas. Por lo general carecen de evidencia científica, es decir, que no han demostrado ser eficaces para el fin con el que se presentan, y, además, pueden ser contraproducentes para la salud, disminuir la calidad de vida y también la economía.
Muchos de estas opciones se enrolan bajo la denominación de “dietas milagro”, pero lo cierto es que una vez que la persona deja de someterse al estricto control del régimen de comidas que suscriben, en un altísimo porcentaje se vuelve a engordar. Entre las más conocidas y desaconsejadas por los profesionales de la nutrición, figuran la dieta hipocalórica, la disociada y la excluyente.
Las consecuencias para la salud dependen del tipo de dieta milagrosa que se siga. Entre las más comunes se encuentran la deficiencia de minerales y vitaminas, insuficiencia energética que provoca una resistencia en la pérdida de peso a la larga, efecto rebote, alteraciones a nivel gastrointestinal, pérdida de músculo, cetosis, sobrecarga renal y hepática, además de trastornos de la conducta alimentaria.
Los especialistas coinciden en advertir que tanto la universalidad de los métodos para perder kilos como los programas de reducción de peso poco planificados, conllevan a la adquisición de estilos de vida poco saludables que, en algunos casos, puede derivar en una patología.
La mirada profesional
El Eco de Tandil, se acercó al consultorio de la médica Nutricionista y licenciada en Tecnología de los Alimentos Jezabel Terille. La profesional brindó su experiencia y remarcó la importancia del asesoramiento y control médico al momento de iniciar un régimen alimentario.
-Licenciada, ¿qué tan mágicas pueden resultar las dietas que se denominan restrictivas?
–A partir de septiembre, las consultas se hacen mucho más frecuentes y la gente viene en busca de ese tipo de dietas. Hay algunas que se ponen de moda, como es el caso de la cetogénicas, donde se baja el consumo de hidratos de carbono al mínimo para que el cuerpo esté obligado a consumir las reservas grasas. Todo lo que sea extremo, genera un riesgo y hay muchos. Los riesgos no solo se remiten a esta dieta en pleno auge, sino a cualquiera que elimine de raíz los macronutrientes. A veces caída de peso se evidencia, pero hay que tener en cuenta que se adelgaza en base a un desequilibrio metabólico. Por lo general la gente tiende a bajar de peso rápidamente durante el primer mes, entre 4 o 5 kilos, pero este descenso se da a expensas de la pérdida de líquido y glucógeno, nunca de grasas. Entonces se genera lo que denominamos el efecto rebote donde ese peso retorna porque nuestro cuerpo siempre, de una u otra manera, trabaja para compensar el desequilibrio.
-¿Cuáles son los riesgos más frecuentes y por qué, a pesar de ellos, es un método tan empleado?
-Si hacemos foco en este tipo de dieta como la cetogénica, el consumo es a base de proteínas y grasas saturadas (lípidos que se depositan en las arterias). Desde la salud, esto produce un aumento en los índices de colesterol, pueden darse problemas de triglicéridos y hasta trastornos renales por la gran ingesta de líquidos. Este tipo de régimen alimentario, es muy adoptado durante la adolescencia y es una etapa en la que el desconocimiento y la mala incorporación de nutrientes pueden afectar el desarrollo y el normal funcionamiento hormonal. Estas dietas se buscan porque son fáciles, de rápido acceso y porque, por lo general, se trata de realizar el menor esfuerzo posible cuando en realidad lo que hay que modificar son los hábitos. Hay que cambiar el chip, porque nada funciona mejor que la constancia. Particularmente no trabajo en base a restricciones ya que a largo plazo aportan carencias y no dan resultado.
-En todo plan alimentario, ¿hay pautas comunes más allá de lo que cada individuo necesite?
–Sí claro, hay conceptos básicos. Como primer punto es necesario realizar actividad física. Es recurrente, pero es la única forma de generar un desgaste que no provenga de la restricción de alimentos. Independientemente de los hábitos, una buena caminata gasta energías a expensas del tejido graso y todo movimiento por más sedentaria que sea la persona, es beneficioso. Ya sean 20 minutos diarios o media hora, todo ayuda. El ritmo debe ser moderado para poder oxigenarse y quemar grasas. Desde lo alimentario, el secreto está en fraccionar las comidas que hacemos en el día. Hay que ingerir algún alimento cada 3 horas para que el cuerpo no se sienta en déficit ni se genere hambre o ansiedad. Es necesario crear el hábito de comer hasta 6 veces al día y consumir volúmenes reducidos para que el metabolismo trabaje mejor. Si ajustamos esta frecuencia, vamos a lograr que el cuerpo no necesite pedirnos nada. A veces lo emocional nos juega en contra, pero con este método se evitan las grandes ingestas. Otro tema es la incorporación de líquido. Hay que tomar 2 litros de agua (sin contabilizar las infusiones) aunque esta indicación, es la que más le cuesta adquirir a la mayoría de las personas. También es importante la buena distribución de nutrientes y cada comida tiene que estar bien planificada en relación al grupo etario y antecedentes de cada individuo.
-¿Cuánto influye el ritmo de vida en la posibilidad de éxito al momento de iniciar un régimen?
–Diría que no siempre es proporcional porque si por esta razón fuera, nadie podría iniciar un plan saludable para adelgazar. No hay que complicarse con las comidas y para ello es primordial capacitar a los pacientes. Una buena preparación puede hacerse de manera sencilla pero para lograrla, es necesario que la persona entienda qué está haciendo y cuál es el objetivo. Por ejemplo, la ingesta de proteínas es fundamental en cualquier plato porque tiene como función mantener la masa muscular pero como profesional, yo debo explicar qué son las proteínas y de qué manera se incorporan. Se trata de educar y de informar para saber cómo combinar los nutrientes y promover así una alimentación completa para que el organismo pueda abastecerse de forma integral y funcione correctamente.
-Esta información muchas veces viene de la mano de la internet ¿es contraproducente implementar una dieta bajo esa vía de asesoramiento?
–En la red hay muchísima confusión. Hoy en día hay de todo y muy poco orientado a la buena capacitación. La gente se acerca con preguntas o cuestionamientos insólitos y la mala información se torna peligrosa. Las redes sociales también operan de manera insuficiente y avaladas en muchos casos por la publicidad de un producto cuyo objetivo es instalar una serie de alimentos industrializados. Un profesional asesora de manera personalizada, guía, capacita, educa, controla y observa cada caso en particular. Lo que está estandarizado, no le sirve a todo el mundo por igual.
-En relación a la industria alimentaria ¿qué grado de importancia le atribuye al etiquetado de los productos light o diet?
–Ese es un tema central. Si bien no me opongo a la coexistencia de este tipo de productos, como profesional debo hacer hincapié en el alimento natural. La primera opción debe ser siempre el alimento noble y sobre todo, los que conocemos: frutas y verduras de estación, cereales integrales etc. Siempre aconsejo evitar ciertos productos que dan la imagen de “super alimento” o que se disfrazan de saludables cuando en realidad, están manufacturados con innumerables sustancias químicas. Es fundamental tomarse el tiempo para leer las etiquetas. Muchos de los productos que ostentan ser bajos en grasa, por lo general tienen mucho sodio o los que son bajos en sal tienen mucha materia grasa para darle sabor. Hay que mirar qué ingredientes tienen los insumos envasados que detallan la información nutricional en el dorso. Cuánto más ingredientes figuran en el etiquetado, más productos nocivos puede llegar a tener.
-¿Y qué sucede con los suplementos que ofrece la industria farmacéutica?
-Hay gente que se vuelca por esto y no es aconsejable, ni saludable. Por lo general esta opción llega luego de ser invadidos por un sentimiento de frustración que se produce al ver que restringieron muchos alimentos, que se matan haciendo actividad física o que pasan hambre y llegan al consultorio a pedir un “quemador”. Bueno, no existe. No hay nada que funcione mejor como el déficit calórico para disminuir peso corporal. Con un plan hipocalórico moderado, el cuerpo siempre va a responder positivamente perdiendo grasa de forma natural. No hay pastilla o polvo que funcione para bajar de peso y si se logra, siempre terminan en un efecto adverso. Tal es el caso de las dietas hiperproteicas. Son difíciles de mantener porque en un primer momento el cuerpo oxida el tejido graso pero a largo plazo, se pueden sostener solo si se tiene una disciplina absoluta. Por lo general, este método se implementa para tener un resultado rápido en dos o tres meses pero al ser una dieta restrictiva el organismo, tarde o temprano, necesitará de regreso los nutrientes que se perdieron.
Ciudad saludable
Desde su perspectiva, Jezabel Terille describe a Tandil como una ciudad que invita a las personas a promover los medios para realizar actividad física en tanto el tiempo y las obligaciones lo permitan.
“Tandil es un lugar donde se fomentan mucho las actividades deportivas y a su vez su fisonomía deja que la gente pueda incursionar en algún paseo donde las caminatas o los circuitos en bicicleta se hacen fáciles de transitar”, evaluó la profesional.
En relación al tipo de consultas que mayormente recibe, apuntó que un gran número de pacientes son mujeres que acuden en búsqueda de un régimen de comidas motivadas por una prioridad estética, por sobre una cuestión de salud.
“Los varones de a poco también están más decididos a tener asesoramiento ya sea para ordenar sus hábitos o para establecer un programa alimentario que se adecue a su entrenamiento, en caso de los deportistas, o al tipo de vida que llevan”, comentó.
En este sentido, aclaró que ambos sexos están más preocupados por mantener una estética adecuada a sus necesidades o pretensiones, y que en líneas generales, el cuidado se hace de manera consciente y con un alto grado de compromiso frente al tratamiento.
“Personalmente soy partidaria de las dietas que tienen como objetivo educar al paciente, inculcar hábitos para que se mantengan constantes y proponerles un plan gradual de pérdida de peso que siempre brinda mayores resultados”, aseguró.
Finalmente, la licenciada consideró que “hay que trabajar a nivel integral porque las personas se guían mucho por el peso y esto termina por favorecer o frustrar una conducta cuando en realidad, se debe entender que este descenso tiene que estar siempre controlado para mantenernos en forma, pero principalmente saludables”.