Caminata, historia y el recuerdo de Bepo Ghezzi: “Hizo del culto a la amistad una forma de vida”
La Asamblea Barrios de Piedra celebró el mes de la amistad con una caminata y exhibición en recuerdo de Bepo Ghezzi.

José Américo “Bepo” Ghezzi dejó una huella en Tandil y en el barrio de Villa Laza, y tanto es así que a través de su vida puede leerse gran parte de la historia de la ciudad. Fue picapedrero, referente del Club Movediza, y escritor, pero su figura se recuerda en libros, documentales y películas de ficción por los más de 20 años que recorrió el país como linyera. Con motivo de celebrar el mes de la amistad, la Asamblea Barrios de Piedra llevó a cabo una caminata que culminó con una exhibición de fotos, producciones audiovisuales y hasta una línea de tiempo sobre en la que recuperaron la memora del ilustre croto.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Lo que él más amaba era la libertad. Tenía una ética en su vida, y en un punto creo que era un artista y ha hecho de su vida una obra. Hoy en día sigue vivo, porque hay un montón de gente que lo recuerda”, compartió Lucas Islas, integrante de la Asamblea y quien diseñó y confeccionó la línea de tiempo sobre la vida de Ghezzi.

La Asamblea Barrios de Piedra es una organización ciudadana que trabaja en recuperar la memoria de Tandil a partir de la historia de los barrios pioneros de la ciudad, aquellos vinculados a la tradición de los picapedreros y las primeras canteras. Surgió como un proyecto de extensión universitaria pero la iniciativa continuó, y en el presente la integran vecinos y vecinas que realizan diversas actividades en Cerro Leones, La Movediza y Villa Laza.

Así impulsaron la “Celebración de la amistad por las huellas de Bepo”, que se llevó a cabo el domingo 27 de julio. La propuesta principal fue celebrar el mes de la amistad recordando a Bepo Ghezzi, a partir de una caminata que partió desde la Sociedad de Fomento Eduardo Olivero y llegó hasta el Club Movediza.
En el trayecto, los participantes observaron la ladera sur del Cerro Movediza y la vista de lo que fue el campamento donde Bepo nació y vivió su infancia, recorrieron la vía que recorría el tren que conectaba a las canteras a principio del siglo XX, y pasaron por la plazoleta del Barrio Universitario donde se encuentra el monolito en conmemoración del “linye”.

El punto de llegada fue el Club Movediza, donde se proyectaron videos, se compartieron textos y fotografías de Ghezzi, y se exhibió una línea de tiempo con los principales acontecimientos en la vida de Bepo, desde su nacimiento hasta los homenajes póstumos. Un familiar del recordado se acercó hasta el lugar, y expresó la emoción y gratitud por haber conocido a la Asamblea y encontrarse con parte de la memoria de su apellido.
“Amaba el barrio y la amistad”
Lucas Islas es diseñador gráfico y vecino de Villa Laza. En diálogo con El Eco de Tandil contó cómo se sumó a la Asamblea Barrios de Piedra, organización desde la cual realizó la línea de tiempo sobre la vida de Bepo.
El indagar en la historia del “linye”, fue para Islas indagar también en los propios recuerdos de su niñez y juventud en el barrio, las plazas, la “casita de piedra”, y las típicas construcciones de tradición picapedrera de las cuales todavía algunas se mantienen en la zona.

“La historia de Bepo es muy interesante y todos los tandilenses deberían conocerla. Porque cuenta la historia de los picapedreros, la historia de alguien que cultivaba la amistad, y que tenía amigos por todos lados”, compartió el diseñador.
Una de las cosas que primero llamó la atención de Lucas al acercarse a la memoria de Ghezzi fueron los registros de su manera de hablar –quizás la típica tonada y cadencia de Villa Laza- y cierta condición “magnética” en su forma de expresarse.
“Bepo escribió un libro con sus memorias, leía mucho y era muy instruido. No fue solamente un croto, fue casi un filósofo”, sumó Islas, quien hizo mención también al vínculo de Ghezzi con el Club Movediza, institución de la que no solo fue presidente sino de la cual dejó varias cuartetas que escribía después de los partidos de fútbol.
“Amaba estar con los amigos del barrio, amaba el club, amaba plantar árboles, vivía para eso, y después se iba. Lo que más amaba era la libertad, tenía una ética, y hoy sigue vivo porque hay un montón de gente que lo recuerda”, concluyó Islas. Entre otros homenajes y obras sobre la figura de Bepo, se encuentra el libro “Bepo, vida secreta de un linyera”, y las películas “Que vivan los crotos”, de la directora Ana Poliak, y “Bepo”, del director Marcelo Gálvez.