El Eco Streaming
El matrimonio que emprendió una travesía en moto y bicicleta
Sandra Bañiles y Martín Espelet se encuentran recorriendo la icónica Ruta 40, inmersos en un viaje alegre y desafiante.
Muchas veces hay que arriesgarse a lo desconocido para atesorar momentos inolvidables, sacrificando la comodidad del hogar por un desafío personal lleno de aventura. Sandra Bañiles y Martín Espelet son el claro ejemplo de esto. Ambos decidieron emprender un gran reto en sus vidas, dejando a un lado la monotonía de la rutina para dedicarse a recorrer la icónica Ruta 40 viajando en moto y en bicicleta.
Recibí las noticias en tu email
El matrimonio tandilense estuvo en comunicación telefónica con el programa Plataforma Magazine (Eco TV, Tandil FM 104.1 y El Eco Streaming), en donde brindaron detalles exclusivos de su travesía recorriendo la Ruta 40 de nuestro país a bordo de una bicicleta rodado 29 y una motocicleta Gilera 125.
“Nosotros habíamos ideado un plan de hacer 60 kilómetros por día pero lo tuvimos que ir cambiando debido al clima o lugares inhóspitos”, contó la pareja. En medio de este extenso recorrido, los paradores se convirtieron en un refugio donde estar seguros y resguardar su integridad física. Además, los habitantes de cada lugar donde frenan a descansar son parte esencial del viaje ya que cumplen la función de `locales´ y les dan consejos o recomendaciones para continuar su travesía.
Según aseguraron, el viaje se ideó con muchísimo tiempo de anticipación durante el cual Martín y Sandra diagramaron la logística del recorrido y determinaron qué necesitarían llevar para llevarlo a cabo. Revelaron que diseñaron “un carrito para transportar los elementos esenciales tales como botiquín de primeros auxilios, agua, combustible, comida, carpa y bolsas de dormir”, que está enganchado a la parte trasera de la motocicleta.
“Partimos desde el kilómetro 0, que es Cabo Vírgenes, y tuvimos una primera etapa que debimos hacer 133 kilómetros con un ascenso constante para poder llegar a Río Gallegos”, explicaron. El factor predominante es el viento, ya que su velocidad y dirección determinan las horas y las distancias del viaje. La lluvia también condiciona su rumbo, ya que en algunas ocasiones debieron suspender el recorrido para resguardarse en sitios abandonados ubicados al costado del camino.
Su día a día es muy sistemático. “Cuando acampamos nos levantamos a las 5:30 de la mañana, armamos la carpa y tratamos de salir lo antes posible porque en ese horario el viento es muchísimo menor”, dijo Martín y agregó que “tenemos pautado cuándo vamos a parar, dónde vamos a almorzar y a qué hora nos vamos a dormir ya que el mismo ritmo del viaje no da tregua ni nos permite hacer modificaciones”.
Puede interesarte
En medio de su recorrido, hay días que deben tomar un descanso para recuperarse de molestias y dolores físicos. Sostuvieron que “el desgaste es muy grande porque estar tanto tiempo encima de los vehículos provoca malestar, generalmente en la zona de la cintura y en las piernas". Además, el no poder descansar todas las noches en la comodidad de un colchón también trae aparejadas sus consecuencias. Sandra reveló que pasaron un máximo de 11 días sin dormir en una cama, siendo una de las situaciones más difíciles que les tocó afrontar.
Para concluir, expresaron que el plazo de finalización de la travesía está estipulado entre fines de abril y principios de mayo. El matrimonio afirmó que pautaron esta fecha para no tener que afrontar el invierno en el punto más alto del recorrido, con la intención de prevenir riesgos y evitar la nieve.
Los grandes momentos vividos durante este viaje se acumulan sin parar, y serán anécdotas que quedarán para siempre en la memoria de Sandra y Martín. “Todos los días aprendemos algo nuevo y podemos afirmar que tenemos un país bellísimo, cuyas postales no se pueden transmitir en fotos ni relatos”, confirmaron. Sin dudas, la pareja atesorará esta travesía con mucha emoción y felicidad.