El robo de una moto expuso las complicaciones de las víctimas a la hora de denunciar los hechos
Una mujer sufrió el hurto de su motovehículo en pleno centro de Tandil, pero al intentar radicar la denuncia se encontró con la imposibilidad de comunicarse con los números de emergencia y una espera de hasta seis horas en la comisaría Primera.
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Una enfermera del Hospital de Niños de Tandil sufrió en pleno centro de la ciudad el robo de su motocicleta. Sin embargo, la víctima se encontró con un impedimento mayor al intentar radicar la denuncia: la imposibilidad de comunicarse con el 911 o el 101 y la falta de atención inmediata en la comisaría Primera, donde le anunciaron una espera de hasta seis horas.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl hecho delictivo ocurrió entre las dos y las tres de la mañana del sábado en el estacionamiento para motos, popularmente conocido como motero, ubicado en la esquina de Sarmiento y 9 de Julio. Martina, que trabaja como enfermera en el Hospital de Niños de la ciudad, había dejado su motocicleta mientras permanecía en un establecimiento a pocos metros. Al regresar, su vehículo ya no se encontraba.
Se trata de una Rouser NS 200, modelo 2021, que la enfermera usaba como medio de transporte desde 2022. La motocicleta, según detalló la propietaria, contaba con la Verificación Técnica Vehicular (VTV) y todos los papeles al día, lo que subraya el cuidado y la inversión que había puesto en ella. Este robo representa no solo una pérdida material, sino también un serio inconveniente para su movilidad diaria, fundamental para el desempeño de su labor.
La odisea para radicar la denuncia
Tras constatar el robo, la mujer intentó comunicarse de inmediato con los números de emergencia 911 y 101. Sin embargo, se topó con un obstáculo inesperado: en varias ocasiones, los llamados no daban tono, imposibilitando cualquier tipo de contacto con las fuerzas de seguridad. Esta situación generó una creciente preocupación por la falta de respuesta en un momento de necesidad.
Ante la imposibilidad de comunicarse telefónicamente, la víctima decidió dirigirse personalmente a la comisaría Primera para radicar la denuncia correspondiente. Al llegar, se encontró con que no había personal disponible para atenderla de inmediato. Según le explicaron, estaban abocados a un caso complejo, lo que demoraría la atención de su situación entre tres y seis horas.
La larga espera anunciada por el personal de la dependencia policial generó incertidumbre en la enfermera, quien tenía compromisos laborales ineludibles para la mañana de ese mismo sábado por lo que debió retirarse sin poder dejar asentado el robo.
Incluso, la víctima consultó si podría ser atendida en la comisaría Segunda, a lo que le respondieron que probablemente le pedirían volver a la comisaría Primera, ya que el hecho ocurrió dentro de su jurisdicción. Esta cadena de inconvenientes provocó en la enfermera un profundo sentimiento de desprotección y frustración, al notar las dificultades para acceder a una respuesta rápida y efectiva por parte de las autoridades ante un delito.
Consecuencias del robo y la incertidumbre
La ausencia de su motocicleta implica un cambio drástico en la rutina diaria de la enfermera. A partir de ahora, deberá recurrir al transporte público para trasladarse, una alternativa que representa un gasto y un tiempo adicional. Además, analiza la posibilidad de recuperar y poner en funcionamiento una bicicleta que tenía sin usar, en un intento por paliar la situación y mantener su autonomía.
Por fortuna, la mujer cuenta con un seguro contra todo riesgo que cubre el robo del vehículo, lo que le brindaría una cobertura parcial o total del costo de la moto. Sin embargo, para iniciar los trámites y acceder a la indemnización, es indispensable que la denuncia del hecho esté debidamente radicada en la comisaría, un paso que aún no pudo concretar debido a las demoras.
A pesar de los intentos, la búsqueda de la motocicleta se ve limitada por la falta de la denuncia formal ya que todavía no se pudo acceder a las grabaciones de las cámaras de seguridad municipales. La enfermera no alberga muchas esperanzas de recuperar su motocicleta en el estado en que la dejó.
"Me da tanta tristeza porque le di tanto cuidado y sé que el que se la habrá llevado ya la debe de haber dejado en cachas totalmente destruida", afirmó, resignada. Esta declaración refleja el apego al vehículo y la desilusión ante la probabilidad de que haya sido desarmada para la venta de sus partes, una práctica habitual en este tipo de delitos.
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