Inflación
En un contexto "atípico", los alimentos en Tandil aumentaron más del 95 por ciento en el año
En once meses la inflación acumulada fue del 95,7 por ciento y la internanual roza el 108 por ciento, mientras que el IPC nacional marca un incremento del 94,2 por ciento interanual en el rubro. En noviembre, en la ciudad se registró un aumento de precios del 4,5 por ciento, casi la mitad menos que en octubre.
La Dirección de Estadística Local presentó el monitoreo mensual de precios de alimentos, bebidas y tabaco correspondiente a noviembre, que evidencia una desaceleración con respecto al mes anterior. Según el revelamiento, en noviembre los alimentos aumentaron un 4,5 por ciento, una variación menor en relación a octubre, qué registró un índice inflacionario de 9,16 por ciento, uno de los más altos del año.
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En tal sentido, Julieta Vicente, titular de la Dirección de Estadística Local, explicó que “aunque hubo menos aumento es igual un valor interesante, sigue habiendo incrementos y los vamos a seguir sintiendo”.
En tanto, la funcionaria detalló que la inflación local acumulada de 2022 es del 95,7 por ciento y que en la variación interanual la cifra trepa a casi 108 puntos porcentuales. "Esta canasta de 100 productos que miramos todos los meses, ahora estamos pagando las cosas más del doble que el año pasado a la misma altura”, definió Vicente.
En contrapartida, los alimentos y bebidas ponderados en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) presentaron un alza del 3,5 por ciento mensual en noviembre y en la comparación interanual ostentan una suba del 94,2 por ciento, un número sensiblemente menor al relvado en Tandil. Es decir, mientras a nivel nacional hubo una inflación del 94,2 por ciento entre noviembre de 2022 y el mismo mes de 2021, a nivel local el porcentaje fue de casi el 108 por ciento.
El informe
Desde marzo de 2021 se realiza en el municipio este relevamiento, con el objetivo de construir un índice que mida la evolución de los precios de un conjunto de bienes representativos de ciertas categorías de consumo de los hogares. Con este fin, aclaró que se recorren mensualmente 35 locales comerciales y se consultan precios de 100 variedades de alimentos, bebidas y tabaco.
“Recorremos más de 30 comercios de Tandil y puede haber variaciones de precios en los distintos negocios, pero después se equilibra en el índice”, sostuvo.
Asimismo, señaló que el mes pasado el rubro que más impactó en las subas fue el de las frutas, que sufrieron incrementos del 146 por ciento de forma interanual, muy por encima de los índices inflacionarios del resto de la mercadería.
“Quizás puedan decir que se debe a cuestiones estacionales, pero a lo largo del año aumentan de manera sostenida. En cambio, hubo una variación hacia abajo de las legumbres y hortalizas, que bajaron un 0,6 por ciento”, refirió.
Así, la directora de Estadística evaluó que la desaceleración inflacionaria de noviembre podría vincularse al impacto de ciertas medidas gubernamentales en esa dirección. No obstante, consideró que “hay que ver qué pasa en diciembre, siempre hay alguna suba extra por las fiestas, los regalos, hay productos que suben por el aumento de la demanda” y valoró que “sigue siendo un año atípico y escandaloso en aumentos, no podemos dejar de mirar la foto completa”.
Por último, indicó que deberían darse tres o cuatro meses de variaciones sostenidas a la baja para empezar a hablar de una tendencia deflacionaria que impacte directamente en el bolsillo de los consumidores y otorgue una tregua a los salarios.
Inflación, ese problema argentino
La tasa de inflación actual es la más alta de las últimas tres décadas y empuja la proyección anual más cerca del 100 por ciento. A mediados de año, las turbulencias políticas y cambiarias, los nuevos nombramientos en el Ministerio de Economía y las corridas del dólar alimentaron una suba de precios récord, en un 2022 que se estimaba de los peores de las últimos tiempos.
El ajuste en las economías familiares, la desorganización de la vida diaria y las tensas negociaciones paritarias gobiernan de manera transversal la experiencia y el humor social frente a la inflación.
Según algunos analistas, en términos de demanda política se traduce en dos tendencias. Por un lado, un consenso social antiinflacionario de corte fiscalista instalado entre votantes opositores al gobierno del FDT, que avanza sobre su propio electorado. Al mismo tiempo, el núcleo más leal de los votantes del oficialismo adhieren a un consenso social antiinflacionario orientado a la distribución.
Pero la inflación se refuerza como proceso que impacta en los bolsillos y en el orden cotidiano porque la inestabilidad y el desajuste constante de la relación ingresos-gastos generan desorden: en julio de 2022 la preocupación por el futuro de los precios alcanzaba al 83,8 por ciento de los argentinos.