La sentencia del juicio La Huerta sera leída en Tandil
El 24 de octubre, la Unicen será escenario de la lectura del veredicto por los crímenes cometidos durante la última dictadura en la región.

Por Soledad Restivo / Agencia Comunica / Medios UNICEN
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl juicio por delitos de lesa humanidad conocido como “La Huerta” comenzó el 25 de febrero de 2022 y se desarrolló durante tres años en el Tribunal Oral Federal N.º 1 de Mar del Plata. Durante ese tiempo, se realizaron 98 audiencias y se recopilaron 213 testimonios que documentan los crímenes cometidos contra 192 víctimas, la mayoría provenientes de Tandil, Azul, Olavarría, Laprida, Ayacucho, Rauch, Saladillo, Las Flores, Roque Pérez y Mar del Plata. A través de las audiencias, sobrevivientes y familiares reconstruyeron el horror de la represión, pero también evidenciaron la resistencia y la lucha sostenida por verdad y justicia.
El 24 de octubre, la UNICEN será sede de la lectura del veredicto, convirtiéndose en un espacio clave para la comunidad y los organismos de derechos humanos, que acompañarán la audiencia. La decisión de realizar la lectura en Tandil refuerza el compromiso con la memoria y los derechos humanos en la región, acercando la justicia al territorio donde vivieron y resistieron las víctimas.
Los procesados fueron 52: exmilitares, ex policías, ex penitenciarios y dos civiles acusados de haber prestado sus propiedades para secuestros, torturas y asesinatos. La lista para las imputaciones se redijo a poco más de la mitad. Pero el proceso es más que una lista de nombres y cifras: es la radiografía de un sistema de terror que se montó sobre las ciudades y pueblos de esta región y que dejó cicatrices que todavía laten.
Si bien el juicio es conocido como “La Huerta”, también se investigan crímenes cometidos en otros lugares emblemáticos del circuito represivo de la Subzona 12, que incluye el ex Centro de Detención, Tortura y Exterminio “La Huerta”, las comisarías Primera y Segunda de Tandil, la Chacra de Méndez, el ex Instituto Superior de Educación Rural (ISER), el Jardín Maternal De Paula, la ex Delegación de la Policía Federal (hoy Juzgado Federal), la Unidad 7 y el Regimiento de Azul, el Centro Clandestino de Detención “Estación del Provincial”, Monte Pelloni de Olavarría, diversas comisarías de la región y los penales de Azul y Sierra Chica. Las víctimas, en su mayoría, provenían de Tandil, Azul, Olavarría, Laprida, Ayacucho, Rauch, Saladillo, Las Flores, Roque Pérez y Mar del Plata. Además, se incorporaron cinco tramos adicionales de casos que investigan crímenes de lesa humanidad contra trabajadores y delegados de las empresas cementeras Loma Negra y Avellaneda, como evidencia de la trama empresarial que se benefició del terrorismo de Estado.
Este juicio dejó demostrado, con la fuerza de documentos y testimonios, que en la Subzona 12 existió un plan sistemático y preciso para instaurar el terror. Las comisarías y los penales funcionaban como centros de tormento y desaparición de personas. La complicidad civil, institucional e incluso eclesiástica fue clave. Y el objetivo era claro: paralizar a estudiantes, militantes, sindicalistas, trabajadores, docentes, abogados y amas de casa; instalar un miedo capaz de permitir la aplicación sin resistencia de un único plan: el económico.
El 16 de agosto de 2024 concluyó la etapa testimonial, con la audiencia número 61. Luego, durante 11 meses, se desarrollaron los alegatos. El 6 de septiembre de 2025, en la audiencia número 75, los fiscales Santiago Eyherabide, Eugenia Montero y Julio Darmandrail pidieron 11 condenas a prisión perpetua, 20 penas de entre 3 y 20 años y 4 absoluciones.
El cronograma final incluye las últimas palabras de los imputados, desde la audiencia 99 del 29 de agosto hasta la 104, que se celebrará el 10 de octubre. Finalmente se dará lectura al veredicto: el viernes 24 de octubre a las 12:00, en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) en Tandil.
Cuando termine esta etapa y se lea la sentencia, el juicio “La Huerta” quedará en los libros, junto a los procesos de Carlos Moreno (2012), Monte Peloni I (2014) y Monte Peloni II (2019). Pero en la memoria social quedará algo más profundo: el registro de que esta región también enfrentó su verdad, que nombró el horror para que el silencio no siguiera ganando.
La justicia, lo sabemos, no borra el dolor. Pero lo nombra, lo expone y, en ese gesto, abre la posibilidad de construir otros relatos. El 24 de octubre, cuando se lea el veredicto en la UNICEN, no solo se conocerán las condenas. También se reafirmará algo que estas audiencias dejaron claro desde el primer día: que la memoria no es pasado, sino una práctica viva.
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