Los jardines maternales necesitan un rescate económico o una reconversión
El incierto retorno a la presencialidad y la escasa ayuda otorgada hasta el momento, hacen tambalear la subsistencia de los espacios privados de cuidado. Aunque los maternales seguirán percibiendo el ATP, si no pueden volver a trabajar este año deberán dar un golpe de timón. Desde Desarrollo Productivo les ofrecieron pensar en la posibilidad de la reconversión, pero es una alternativa compleja por el tipo de actividad que desarrollan.
Dentro de los segmentos que, pese a las variadas flexibilizaciones acontecidas después de cinco meses de aislamiento, el ámbito educativo es uno de los que aún no pudo despegar y se mantiene restringido ante las dificultades que depara el regreso a la presencialidad.
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Y en este marco, los jardines maternales privados son los más golpeados por la incertidumbre y la merma de ingresos para hacer frente a los gastos fijos.
Cerrados desde el 16 de marzo, recién a finales de mayo se supo que podían acceder al programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) del Gobierno nacional para cubrir parte de los salarios del personal. Pero más allá de esta ayuda, quedaron en una especie de limbo que buscan atravesar para alcanzar soluciones definitivas que les permitan subsistir hasta que el escenario se normalice.
Rescate económico
En Tandil ya cerraron sus puertas dos instituciones y otras tres se mantienen en pie, luchando por recibir refuerzos económicos por parte del Estado en todos sus niveles mientras las clases presenciales permanezcan suspendidas.
Belén Andraca, del Jardín maternal Arco Iris -que se convirtió involuntariamente en la vocera de la problemática a nivel local- se refirió a la compleja realidad que cada vez se agudiza más, advirtiendo que desde aquel abrazo simbólico a la Municipalidad que realizaron el 16 de junio para visibilizar su situación nada ha cambiado demasiado.
En medio de esta coyuntura, señaló que apreció una luz de esperanza con un proyecto presentado por diputados nacionales de Juntos por el Cambio que solicitaron ampliar los programas de asistencia económica para los jardines de infantes y maternales de gestión privada, cooperativa y social afectadas en su actividad por la pandemia de coronavirus y las consecuentes restricciones establecidas. Otra propuesta surgida en el seno del gobierno porteño también activó la confianza en que algo similar ocurra en esta jurisdicción.
El interbloque de diputados también solicitó líneas de créditos a tasa cero para las instituciones que trabajen en educación y cuidado a la primera infancia, además de la implementación de un fondo especial de ayuda económica para cuando finalice el aislamiento.
En esta línea, la Ciudad de Buenos Aires lanzó el Programa de Apoyo Económico a la Primera Infancia (API) para instituciones educativas de nivel inicial con oferta de salas de 45 días a 3 años que no cuenten con aporte gubernamental, en el marco de la pandemia de coronavirus. El plan es para jardines que entre marzo y junio hayan tenido una disminución verificable de su matrícula igual o mayor al 30 por ciento y no hayan sido beneficiarios de ATP por 2 o más meses. Pueden aplicar tanto las instituciones incorporadas a la enseñanza oficial como los jardines educativo asistenciales no incorporados a la enseñanza oficial (RIEA). “Lo que sucede a nivel nacional es una buena noticia pero hasta que llegue a nosotros tenemos que esperar”, explicó.
El regreso a la presencialidad
Las expectativas están puestas, en paralelo, en el retorno a las aulas. En una reciente charla virtual con el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, abordaron esta posibilidad de cara a que se pueda concretar este año y no haya que esperar al próximo ciclo lectivo para retomar los encuentros presenciales.
“Nación tiene los protocolos aprobados, a partir de ahí cada provincia debe trabajar en su propio protocolo. En algunas, como San Juan, ya volvieron a las clases presenciales, por eso ahora queremos conseguir una reunión con autoridades educativas de la Provincia”, detalló, y planteó que “si bien nosotros dependemos del Ministerio de Educación de provincia, estamos trabajando con el protocolo que hizo Nación y esperando las medidas bonaerenses, sabemos con un lineamiento del Municipio diagramado con el área de Salud podría reabrir el maternal”.
Andraca sostuvo que si no hay un rescate económico fuerte no van a poder seguir cerrados hasta marzo y enfatizó que “si las clases no vuelven este año, nos tenemos que poner a pensar en otra cosa”, aunque no sea el camino deseado.
Esta inquietud fue informada al funcionario de la cartera educativa nacional, quien reiteró que seguirán percibiendo el ATP como herramienta para paliar la situación. El problema es que con ese estipendio solo no alcanza y los propietarios de los espacios educativos y de cuidado se ven obligados a echar mano de otros recursos para permanecer a flote haciendo lo que les gusta.
“Queremos trabajar y que nos acompañen. Por lo menos nos están escuchando, ojalá podamos conseguir más ayudas pronto”, dictaminó.
Ayudas municipales
Como se mencionó previamente, el 16 de junio, directivos y docentes de cinco jardines maternales y de infantes se manifestaron con un abrazo simbólico a una de las instituciones y en la Municipalidad. El objetivo fue hacer visible su realidad y evitar caer en el cierre. También realizaron un repaso de los últimos meses detallando como la matrícula iba disminuyendo, ya que a medida que retornaban las actividades a la ciudad, las familias aseguraban no poder abonar el maternal y la niñera.
Por el momento, desde el Municipio la alternativa ofrecida ha sido la eximición de tasas y se encuentran en tratativas para canalizar esta exención dentro de los marcos contractuales, para que la condonación de los pagos sea efectiva. “El arreglo con los propietarios es que no se dejen de pagar los impuestos”, puntualizó Andraca.
Asimismo, no hubo ninguna intención de la administración lunghista de comprometer fondos de asistencia, alegando falta de recursos para hacerlo. Además, desde la Secretaría de Desarrollo Productivo de la comuna, a cargo de Marcela Petrantonio, les sugirieron la posibilidad de reconvertirse a otro rubro antes de bajar las persianas definitivamente. Pero el tipo de actividad que desempeñan hace que no resulte tan fácil este golpe de timón.
“Reinventarse es una palabra que se usa tanto en Tandil, pero para nosotros es difícil, no es fácil pensar en la reconversión, primero queremos ver qué posibilidades tenemos”, evaluó.