Lo que está al revés

La fascinación por desarmar aparatos a los fines de desentrañar cómo es su funcionamiento, me viene de muy chico. Y muy seguramente lo lleve en el ADN por el lado paterno. No tanto por mi viejo, que su sentido común le impedía meterle mano a aquello que no iba a poder resolver, sino a mi abuelo, que no dejó objeto sin desarmar en su hogar. Con resultados diversos. Que fueron empeorando a medida que envejecía.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCreo que una de las primeras cosas importantes que desarmé fue una cajita musical. Se la habían regalado a mi hermana, pero el que resultó maravillado fui yo. Durante los primeros meses no me la dejaba ni tocar a no ser que necesitara algún favor y la utilizara como moneda de cambio o extorsión:
-Si vas vos a la panadería, te presto la cajita musical diez minutos.