Terminales
:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/09/rejilla.jpg)
Un cable medio panceado que va de un lado a otro de la entrada de una terminal de ómnibus de una ciudad capital. Un rasgo de identificación argentino: el tendido del cableado público. Uno mira para arriba y se encuentra con marañas, ovillos, cruces de cables que van de un lado al otro o a ningún lado, que vuelven sobre sí mismos, que pendulan, que se pancean, que se cortan. Nudos sobre nudos. Cables que vienen de la época en que se inventó la luzy el telégrafo y el teléfono, la televisión por cable, la fibra óptica. Todos se fueron quedando, sedimentándose a la altura del cielo que nos toca ver.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailY en ese cable (cualquiera de ellos), las palomas que se paran a observar el panorama. Y la imagen es como la de una guirnalda, gris, triste, desdentada, con los banderines al revés; a contragravedad. Otro rasgo identitario: no todas las leyes universales funcionan en no lugares.
Las palomas de las grandes ciudades se van convirtiendo en perros callejeros; andan detrás de la gente buscando alguna miguita que se les caiga; conviven entre los pasos apurados y de tanto en tanto, un aleteo. Como para recordarse nomás que lo suyo era el vuelo y no el asfalto, los baldosones, las suelas de los zapatos y las zapatillas. Dicen que a algunos perros solo les falta hablar; a estas palomas, ladrar y tirar tarascones.