Camila Romero Barsottini, la réferi
Con tan sólo 28 años se convirtió en la primera mujer que impartió justicia en un campo de juego dirigiendo un partido de primera de la Liga Tandilense de fútbol. Camila, como todo el que hace deporte amateur no vive de él: es instrumentadora quirúrgica. Su hobby es caminar por las sierras y admite que se aburre si un fin de semana no tiene partido.

Amante de los animales, nos recibe junto a sus dos perros bochincheros que ante una caricia mueven la cola dándonos la bienvenida a la casa. Allí cómodamente sentadas en el comedor, charlamos largo y tendido de su pasión, de cuánto le costó llegar a donde está y cómo se siente en un mundo que fuera un coto masculino y no hace tanto le abriera las puertas a las mujeres.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu email“Siempre me gustó andar atrás de una pelota. Fui a la escuelita de ´Memo´ Depietri, el único en ese momento que se interesaba en el fútbol femenino; de hecho Romina Núñez, jugadora de la UAI también fue entrenada por él. Siempre estuve metida en el tema y cuando arranqué la Facultad, había una compañera mía cuyo esposo era íntimo amigo de Andrés Merlos, árbitro AFA, FIFA y por medio de él trataba de buscar referentes acá como para poder empezar y me hicieron ir al estadio, arrancar con los entrenamientos para hacer arbitrajes, tener clases teóricas con Marcelo Torres, mi primer instructor y de a poquito me fueron dando partidos, subiendo de categoría. En 2017 tuve la oportunidad de irme a Mar del Plata, allí hice el curso provincial de árbitro que duró un año, me recibí y al final volví para continuar mi carrera acá, porque mi lugar es Tandil”, de este modo Romina nos introduce en su historia con el arbitraje.
-Si hubieras seguido jugando te podrías haber convertido en profesional? ¿Por qué preferiste el arbitraje?