Cáncer en primera persona
En el mes de la concientización sobre cáncer de mama
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Escribe Ana Pérez Porcio
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailSe dice que una situación límite te cambia. Puede ser pero a mí no me pasó. O no me di cuenta. Tal vez después de la operación, quimio y rayos uno queda muy sensible y vulnerable, ya que los próximos cinco años serán determinantes a través de los estudios oncológicos programados. Y cada vez que hay que pasarlos los miedos junto a los fantasmas regresan. Por lo menos en mi caso. Una vez pasado ese período, los controles se espaciarán porque es como haber recibido el alta o egresar de salita de cinco. Aunque para ser justos no hay una fecha determinada para decir: “chau, chau, llegué a la fecha límite”. Eso no existe.
Estoy escribiendo desde mi situación, no hablo por nadie más. Hace ya más de quince años que fui operada, me dieron el alta y a continuar con el protocolo. Que no siempre sigo porque el miedo y los fantasmas están siempre allí, agazapados, temibles y un simple análisis de sangre termina siendo un tormento para mis venas. Una placa de tórax, un espía metiéndose con mis pulmones, una ecografía abdominal, un interior estremecido. Y así hasta que llego al consultorio del médico, tiemblo en la sala de espera hasta el diagnóstico.
