Goyo Barja: “Hay obras que salen como guiadas por algo mágico”
El arte de Goyo Barja nos invita a sumergirnos en un mundo donde la fuerza del caballo y la serenidad del paisaje, especialmente del sur, coexisten en perfecta armonía. Su dominio de la acuarela se manifiesta en cada trazo, logrando capturar la esencia misma de la naturaleza y el dinamismo de esos majestuosos animales. Charlamos con el artista como hacemos cada tanto para que nos hable no sólo de su destreza técnica sino también de su profunda conexión con los temas que aborda.

“Siempre ando rescatando lugares y visiones que me conmovieron. Muchas de ellas del sur y otras gestadas durante la pandemia, rescatando los rincones más preciados de las cercanías, lugares como pequeños santuarios de silencio y de luz. Eso dio origen al nombre de una muestra que presenté en el Mumbat: Sendas de Luz. Experimenté técnicas innovadoras y busqué ampliar el espectro de color a una paleta más vibrante para exaltar los efectos de la luz. Y sobre todo trabajé en formatos difíciles para la acuarela de 1 metro por 60 cm, lo que implica un dominio técnico y una estrategia depurada de creación”, cuenta Goyo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email-¿Cómo fue tu acercamiento al arte y por qué elegiste la acuarela?
-Recuerdo que mi mamá tenía entre sus tesoros más valiosos una caja de acuarelas inglesas de la época en que había sido alumna de Don Vicente Seritti. En las tardes de invierno, cuando no podíamos salir a jugar, nos poníamos a pintar guiados por su mano. Eso se sumaba a que mi papá trabajaba en una famosa editorial y continuamente traía enciclopedias de arte y revistas que tenían que ver con esa actividad. Eso nos impulsaba a mi hermano y a mí a investigar y a tratar de imitar a los grandes maestros.