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Los cuidados de la salud bucal tienen que empezar con los bebés
Las acciones tendientes a prevenir caries o la enfermedad de las encías se inician en edades tempranas, especialmente, para crear el hábito del control odontológico. La boca forma parte de un todo, por eso cuando referimos a la salud bucal se habla de salud en general. La mirada de un especialista.
La prevención física tiene muchas aristas. En Eco Salud, el espacio de El Eco Multimedios dedicado a la prevención en salud nos ocupamos ahora de la boca.
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En la boca las enfermedades prevalentes son dos: la caries dental y la enfermedad de las encías.
Hay muchas patologías que pueden aparecer allí o producirse por enfermedades en esa zona, e inclusive, complicarse, detalló el odontólogo Lisandro Sánchez.
Por ello, el profesional recomendó que “la salud bucal tiene que empezar con los bebés. Cuando tiene un diente, ya es importante. Los controles empiezan desde chicos, para ver la cronología de los dientes. Además para que hagan el hábito de control odontológico”.
La caries o la enfermedad periodontal son progresivas, por eso se busca tratarlas cuando son pequeños porque son más fáciles de reparar los daños, entendiendo que si las patologías aumentan, la situación se va agravando.
“La higiene es fundamental para prevenir cualquiera de las enfermedades. Antes de las horas de sueño, antes de acostarte”, indicó Sánchez.
“Cuando dormimos, nos quedamos quietos, se genera menos saliva, la lengua no habla, no comemos, la autolimpieza que tenemos durante el día no existe a la noche. La placa bacteriana del día trabaja durante la noche cuando dormimos. Hay que higienizarse perfectamente antes de dormir. Después de cada comida sería indicado una limpieza, pero antes de dormir sí o sí es fundamental”, agregó.
Caries: la higiene y la dieta son fundamentales
La caries es un estreptococo que se acumula, indicó el especialista, al explicar que “se pega en el diente, con la placa bacteriana hace desmineralizar al tejido duro, y provocan ácidos”.
Con la dieta rica en azúcar, “los dientes van perdiendo los minerales, y el diente que era algo duro, se hace blando. La curación se hace sacando el diente reblandecido, se limpia la caries, y se colocan materiales dentales para restaurar”.
En cuanto a las caries, “siempre hay una predisposición genética, pero está estudiado que la higiene y la dieta es fundamental. Por eso la prevención es tan importante”.
La enfermedad de las encías
Se la conoce comúnmente como piorrea a lo que se llama enfermedad periodontal, lo que está alrededor del diente. “Es un ligamento, es la encía y el hueso. Es tan importante o más que la caries dental. Las enfermedades de las encías tienen que ver con bacterias, por eso ahí volvemos a hablar de salud en general”, puntualizó Lisandro Sánchez.
La susceptibilidad es fundamental, “pero en este caso lo que hay que controlar muchísimo es la higiene. Ante una mala higiene se empiezan a acumular los residuos, la placa bacteriana, que con el tiempo se van mineralizando por la saliva y se transforma en sarro. Si no hay sarro, es muy difícil que haya enfermedad de encías”.
La enfermedad periodontal se presenta, primeramente, con “gingivitis, que es la inflamación de las encías. La encía sangra y esa es la primera alerta. Es una enfermedad progresiva”.
La falta de piezas dentales
“La boca como todo en el cuerpo tiene un equilibrio. La parte estética es muy importante, cuando falta, los pacientes no se ríen, no quieren hablar, acercarse a la gente, se tapan la boca, pero no solo la parte estética, si no, la parte funcional”, puntualizó Sánchez.
Y explicó que “cuando falta una pieza, lo que pasa es que se pierde el equilibrio. Los movimientos de la mandíbula que están guiados por los dientes, cuando hay piezas en diferentes posiciones por una faltante, generan un desequilibrio importante”.
Bruxismo, una acción inconsciente que se ha generalizado
Además, el especialista sostuvo que hoy es “súper común el bruxismo. Son descargas de tensiones nerviosas de manera inconscientes, sobre todo al dormir”.
¿Cómo sucede?. “En los períodos de sueño profundo, es donde transmitimos muchísima fuerza, es esto de raspar los dientes. Hay diferentes movimientos. Hay algunos que son extremos, donde la mandíbula se va a un lugar que no se puede creer”.
El bruxismo es del sistema nervioso, muscular y articular. “Desde las articulaciones de la vértebras, de la mandíbula con el cráneo, y de los dientes con el hueso, cualquiera de esas estructuras se pueden dañar. Se puede tener dolor de cabeza, el cuello duro, gastar los dientes. Las personas tienen diferentes formas de acuerdo a la forma de la mandíbula. El diente se empieza a mover, es muy dañino”.
Y apuntó que “cuando rehabilitamos es muy difícil que ese paciente no vuelva a tener un problema por más que esté rehabilitado”.
En cuanto al tratamiento, el paciente “se va del consultorio con una placa neuromiorelajante, o placa de bruxismo”.
Sánchez explicó que “el único tratamiento es la placa. Ahora se está incursionando en el bótox en los músculos masticadores para no permitir esa fuerza tan grande, pero en realidad, el tratamiento es la placa que se usa para dormir, y si se puede usar de día también. La que sirve es la rígida, de acrílico. Es a medida, y tiene que estar muy bien confeccionada”, remarcó.
La odontología, ¿sigue siendo una de las profesiones más temidas?
“Creo que un poco ha pasado, pero sigue, hay pacientes que tienen mucho miedo”, destacó el especialista, para quien, la realización de controles periódicos con el odontólogo y no sólo llegar en la urgencia ha hecho que ese temor se reduzca.
“La verdad es que con anestesia no duele nada. Pero el ruido del torno no es simpático, hay personas que están súper tensionadas aunque saben que no les va a doler, pero considero que antes era peor”.
Y allí es donde remarcó lo de crear el hábito de los controles, “sobre todo en los chicos, sacarles el miedo, si un nene se va del odontólogo feliz con su globo, con su cepillo, vuelve y no tiene nada, es un nene que no va a tener miedo al odontólogo”. Y concluyó que en general, “los controles tienen que ser, máximo, anuales con el odontólogo”.