Emanuel Ramírez dijo que “lo que armó el abogado Claudio Castaño lo tiene que pagar”
Estuvo dieciséis días preso, involucrado por el asesinato de Jorge Bustamente. Sus pruebas y la declaración de uno de los detenidos le dieron la libertad. Reconoció que vive con miedo a que le pueda pasar algo. Sin embargo, apuntó contra el abogado como el propulsor de su detención y afirmó que lo demandará.
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La desaparición y posterior hallazgo sin vida de Jorge Bustamante (24) conmocionaron a toda una ciudad. El caso se propagó más allá de nuestras fronteras durante los días que se extendió la búsqueda.
Emanuel Ramírez, de 19 años, fue nombrado por uno de los imputados como que había sido parte del asesinato y hasta indicaron, en un primer momento, que era uno de los responsables de haberle dado muerte a Bustamante.
A raíz de esos dichos, Ramírez vivió dieciséis días que se tornaron un infierno, comenzando con su detención en el domicilio de su novia, los traslados a las comisarías Tercera y Primera, posteriormente fue derivado a una unidad carcelaria de Azul y finalmente esperó la resolución en Sierra Chica.
Ante El Eco de Tandil, el joven contó todo lo vivido y pese a que reconoce que él y su núcleo familiar tienen miedo, hablar en los medios le brinda cierta tranquilidad y protección para el futuro inmediato.
En principio, manifestó por qué fue involucrado en el caso que cobró difusión nacional. “Todo se da a partir de que el abogado Claudio Castaño me contacta por una red social y sin conocerme, me empieza a mandar mensajes. Me escribió para que nos juntemos y tomar algo. Esto fue dos semanas antes de la desaparición de Bustamante. Cuando nos encontramos, él se ofreció a hacerme sexo oral a cambio de plata y droga, y en ese momento acepté. Sin embargo, en ese encuentro no me dio nada y me dijo que me daría lo prometido en una nueva cita”.
Agregó que “el sábado anterior a la desaparición de Jorge, me escribió diciéndome que vaya a la casa que me iba a pagar lo que me debía. Fui y quiso tener relaciones, a lo que me negué. Se enojó, me agarró y me defendí. Empecé a pegarle trompadas hasta verlo tirado en el piso y me llevé unas cosas de la casa, que eran un reloj y la computadora. En ese instante me dijo ‘no sabes con quién te estás metiendo, no necesito denunciarte por lo sucedido’, y acto seguido me fui de su casa”.
Esa frase amenazante que habría expresado Castaño generó en Ramírez mucha incertidumbre, por lo que decidió contárselo a varias personas por si a él le ocurría algo grave. “Lo hablé con mi familia y varios amigos por si me pasaba algo en la calle, para que ellos supieran de dónde podía venir la venganza. Muchos me dijeron que Castaño era una persona bastante complicada y que tuviera cuidado porque me podía llegar a mandar gente para que me hicieran algo. Por esa situación avisé lo que me pasaba”.
Añadió que “nunca negué nada, ni que fui a su casa, ni que le llevé las cosas a modo de pago por no haber cumplido con lo que me había dicho”.
Desaparición
Reconoció que de la desaparición física de Jorge Bustamente se enteró “por las redes sociales”, pero jamás imaginó que sería parte de la investigación policial del caso, ni que estaría privado de su libertad por el despecho de una persona.
“La noticia del joven desaparecido estaba por todos lados, no había forma de no enterarse de lo que pasaba. Cuando encuentran el cuerpo, al día siguiente leo que había una persona aprehendida, que era Nahuel Morales, y que su abogado defensor era Claudio Castaño. No sé porqué pero al saber quién era el abogado me imaginé que algo me podía pasar. El día que termina con el allanamiento y mi detención, le había comentado a mi novia que tenía miedo que me fuera a hacer una ‘cama’ con el tema del homicidio”.
Narró que “lo que pensaba se concretó horas después, con el allanamiento primero a la casa de mi abuela, donde estaba toda mi familia, y luego en el domicilio de Chacabuco al 1000 donde la policía me encontró. Enseguida quedé a disposición de los efectivos y al preguntarles por qué era la detención, me dijeron que era por el homicidio de Bustamante y de inmediato les mencioné que Castaño me había involucrado”.
Traslados
“Me llevaron a la comisaría Tercera, donde me tomaron las huellas digitales, y luego me mandaron a los calabozos de la comisaría Primera. A los dos días me trasladaron hacia la fiscalía para tomarme declaración. En ese lugar tenía al lado mío, en otro calabozo, a Ángel Tami y se me acercó Castaño y me repitió la frase que él no necesitaba hacer denuncias. Cuando Tami declaró, dijo que había escuchado las amenazas. En mi declaración mencioné todo lo que me había me pasado y que había gente a la que le conté, a quienes la Justicia también les tomó declaración. Además puse a disposición mi celular para que hicieran las pericias necesarias y tenía las cámaras de seguridad que me habían filmado”.
Detalló que “tras declarar me trasladaron a la comisaría Primera de la ciudad de Azul, donde pasé cuatro noches acompañado de otros presos que no sabían el motivo por el que estaba, pero los policías del lugar gritaban que era el que había matado a Bustamante, como para que escucharan. De todas formas, no me pasó nada”.
Sierra Chica
El periplo de Ramírez por las cárceles continuó hasta llegar a Sierra Chica. “Una mañana me dijeron que tenían que llevarme a ese lugar, cosa que no pensé que me iba pasar. Creía que estaría en la comisaría hasta que se aclarara el panorama. De todas formas no fue así y terminé en Sierra Chica junto a Tami, a quien pasamos a buscar por Las Flores”.
Al ser consultado sobre si en el momento del traslado pudo hablar con Ángel Tami de lo que estaba pasando, aseveró que “en el viaje él siempre me dijo que iba a declarar la verdad, que yo era inocente. Me reconfortó que declarara lo que declaró y me apartara de la causa. Al llegar a la cárcel, nos preguntaron si queríamos estar juntos en la celda, dijimos que no teníamos problemas pero finalmente nos pusieron separados. Él estaba a dos celdas de la mía”.
Lo que se ha mostrado a través de alguna serie de ficción sobre la vida en la cárcel fue algo que la cruda realidad le mostró a Ramírez. “Tami la primera noche fue golpeado por presos con los que compartía la celda. Estaban enfurecidos por lo que había hecho y tuvieron que cambiarlo de lugar. Por suerte a mí no me pasó una situación así. Estaba junto a otras siete personas, me preguntaron qué me había pasado y les conté lo que estaba viviendo. En el momento que pasa el ataque a Tami, desde las otras celdas insinuaron que me golpearan, pero los que estaban conmigo, por suerte, no hicieron nada”.
Refirió que “fueron días eternos, aislado junto a otros presos pero sin saber qué pasaba en Tandil. Sólo pude hacer una llamada porque uno de los que estaba conmigo me prestó la tarjeta de teléfono”.
“No tiene límites”
Diego Araujo fue el defensor oficial que trabajó para que Emanuel Ramírez pudiera recuperar la libertad. Señaló que “estoy agradecido por todo lo que hizo, pero yo con él ya terminé. Esta semana me tengo que poner en campaña para buscar un nuevo abogado y hacerle una demanda a Claudio Castaño por daños y perjuicios”.
Expresó que “si no hubiese tenido sólidas pruebas, estaría preso, sin tener nada que ver con el caso y sin conocer a ninguno de los imputados. Lo que armó el abogado Claudio Castaño lo tiene que pagar, porque lo que me hizo lo puede hacer con cualquiera. En plena búsqueda de Bustamante, con más de mil policías rastrillando lugares, él estaba en Mar del Plata de joda (NdR: en referencia a Castaño quien estuvo acompañado por Tami y Morales), te demuestra la clase de persona que es. No tiene límites”.
Remarcó que “lo que me pasó a mí es una película de terror, pero valoro que en un momento muy difícil tuve el acompañamiento de mi familia, de mi novia y de algunos pocos amigos que me creyeron. Hubo muchos que estaban conmigo pero que no aparecieron y que me criticaron mucho”.
También contó que “cuando retorné a Tandil, al otro día fui hasta la fiscalía junto a mi novia. En el momento en que estábamos subiendo para hablar con mi abogado, me llamaron dos personas que no conocía. Me acerqué y me dijeron que eran los hermanos de Jorge y que lamentaban lo que me había tocado pasar. Les di el pésame, y entendí que fue y es para la familia Bustamante un momento horrible”.
En cuanto a su situación procesal, dijo que “de la causa estoy desligado por completo, de todos modos tuve que dejar una dirección fija y cada llamada o notificación que tenga me tengo que presentar ante el fiscal para lo que requiera”.
Volver a su vida
Ramírez permanece junto a su familia pero sabe que debe volver a realizar la vida que venía llevando hasta que se vio inmerso en esta causa. “Se hace difícil retomar con el trabajo de albañil que uno desempeña, pero no queda otra. No puedo vivir encerrado. Necesito volver a trabajar y estar en nuestra casa, junto a mi novia. Tanto mi familia como yo tenemos miedo que Castaño pueda llegar a hacer otra cosa, pero hay que tomar fuerzas y recomenzar todo”.
Por último, sostuvo que “ahora estoy mucho más tranquilo pero cuando estaba en Sierra Chica no sabía qué podía llegar a pasar. No veía el momento en que esto terminara. Ahora el panorama se aclaró, aunque el miedo perdura”.