Elecciones 2019 en Tandil: Miguel Lunghi, candidato a intendente por Juntos por el Cambio
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El intendente actual Miguel Lunghi competirá por un quinto mandato en las presentes elecciones en la boleta de Juntos por el Cambio 1A.
¿Dónde nació? ¿En qué zona de la ciudad se crió?
Mi casa de la infancia fue en Sarmiento 577, frente al Sanatorio Tandil, lugar donde nací. Tenía dos hermanos mayores que el día que mi madre se interna en el Sanatorio se sientan en el zaguán porque le habían dicho que venía la cigüeña. Yo llegué un poco más tarde de lo previsto. Ahí fue el lugar de mi infancia. Mi tía tenía adelante una zapatería que se llamaba la “Casa Lunghi” que vendía con exclusividad zapatos Guante. Mi padre fue gerente de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y fue uno de los principales hombres que llevó adelante la construcción de la Clínica Chacabuco. Mi tío, Carlos Lunghi, fue Secretario de Gobierno de 1920 a 1928 de todos los gobiernos radicales de esa época. Era el mayor de siete hermanos y mi padre era el menor.
-¿Y a qué Colegio fue?
-Fui al Colegio San José. Tengo un buen recuerdo. La pasé muy bien. Con muchos amigos y reuniones. Luego fui uno de los responsables de la organización de la Farándula en 1960. Yo era presidente del club colegial de San José. Se hizo el COES ahí. Sigue hasta hoy, aunque cambió mucho. El primer tiempo eran dos vueltas a la Plaza Independencia.
-¿Algún deporte practicaba?
-Siempre estuve en el Club Independiente. Antes estaba en Alem entre San Martín y Pinto. Yo terminaba los estudios y me iba para ahí. Jugué mucho al básquet. Mi profesor fue el “Flaco” Aldasoro.
-¿Cómo llega la decisión por la medicina?
-Estaba entre arquitectura y medicina. Ciertamente siempre fui muy medido y viendo lo que iba a ser el ingreso en Arquitectura me decidí por Medicina. Me recibí en siete años en la Universidad de La Plata. Hice la residencia en pediatría en el Sor María Ludovica y luego mi vine acá a Tandil a trabajar en la Clínica Chacabuco, donde mi padre estaba como gerente. El primer tiempo no me quedé solamente ahí, sino que también me iba a Barker. También estuve 11 años y 11 meses en forma ad honorem en el Hospital Santamarina. Recuerdo eso porque se abrió un concurso en ese momento y al ganarlo me aceptaron la antigüedad.
-¿Cómo se mete la política en su vida?
-Siempre por acompañamiento a mi padre, él fue intendente de la ciudad de 1963 a 1966. Yo donde podía, iba. Siempre me interesó el tema. Vivía a algunas cuadras de la casa Balbín, y a veces iba, le tocaba timbre y charlaba con él. De la revolución de Onganía quedé mal por la caía de mi padre que estaba haciendo muy buen gobierno. También una vez hablé con Illia. Me recibió muy bien en su casa unos días después de que lo derrocaron. Estuvimos charlando una hora y media a solas. Una pérdida de presidente terrible para los argentinos. No hubiera venido la noche negra que llegó luego en el país.
-¿Siempre fue en el radicalismo su militancia?
-Antes de irme a estudiar a La Plata me afilié al partido. Ahí me quedé. En la misma baldosa, en el mismo lugar. No me moví, no me muevo y de ahí me iré a la calle Brasil al fondo. Siempre estuve en todo lo que han sido las campañas. En 1983 ya me enganché con todo. Yo quería que vuelva la democracia y desaparezca la dictadura. Un día estoy en la Clínica Chacabuco y viene Américo Reynoso, que trabajaba en la Farmacia del lugar, y me para en el pasillo y me dice que yo iba a ser Director de Salud. Después vino Daniel Grasso, muy amigo mío, él iba a ser Secretario de Bienestar Social. Ahí me engancharon. No tuve otra.
-¿Y los años posteriores?
-Yo de 1987 a 1991 fui concejal. En el 1991, sabiendo que no podía entrar porque yo cumplo con el reglamento interno del radicalismo, me vuelvo a presentar. Para repetir había que sacar el 66 por ciento de los votos. Ganamos las elecciones con el 60 por ciento. En 1995 me proponen algo difícil que era pelear con la intendencia contra Zanatelli. No había muchos candidatos que podían poner la cara, yo la puse. Largué con una encuesta de un 6 por ciento y termino con 19,8 por ciento de votación. Si pasaba los 20 puntos entraba Julio Elichiribehety como concejal. En 2001 quedé muy mal con la caída de De la Rúa. Yo estaba en la Clínica Chacabuco y puse un cartel muy grande que decía “Hay que volver a empezar”. Vinieron a hablar conmigo de cómo hacíamos para reflotar el partido. Yo dije que si era abierta la interna aceptaba ir. Se aceptó. Fuimos tres candidatos. Uno Equiza, otro Juárez y el otro yo. Saqué casi 1800 votos y gané. De ahí no bajé nunca.
-¿Qué recuerdos tiene de la primera elección a intendente que gana?
-Fue una elección difícil. Yo perdí en el padrón masculino por 400 votos, pero gané en el padrón femenino por 700 votos. Durante la tarde ese día fuimos al campo de Zeballos en Iraola. Dormimos la siesta. Y Julio me decía por teléfono que me quede tranquilo que íbamos a ganar. Rubén Sentís se apuró y salió eufórico a decir que se venía el “peronazo”. Fue cambiando la cosa hasta que se dio el resultado que lo estábamos esperando en el estudio jurídico de Juan Pablo Frolik, tomando mucho pero mucho mate. Estaba Carlos Fernández, Zeballos, Frolik y yo. Era una ciudad más apagada, más quieta y pudimos revertirla. Por supuesto, la división del peronismo, esto hay que decirlo, hace que yo gane. En ese momento Tassara me dio una mano porque sacó 4 mil votos también.