¿Adiós bluetooth? La generación z rescata los auriculares cable
De símbolo del pasado a accesorio de moda, los clásicos auriculares con cable se reinventan como parte del estilo urbano de los más jóvenes. Por qué vuelven, qué los hace atractivos y cuál es su proyección a futuro.

Aunque muchos creían que habían quedado en el olvido, los auriculares con cable están viviendo un inesperado regreso. Y no, no es solo por nostalgia. Este clásico del audio volvió a estar en el centro de la escena gracias a un nuevo público fanático: la Generación Z.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailSí, los mismos jóvenes que crecieron entre AirPods, Bluetooth y dispositivos sin cables ahora apuestan por lo analógico. Pero esta tendencia va más allá de escuchar música: para muchos, los auriculares con cable son un accesorio de moda, una forma de marcar estilo, diferenciarse y reconectar con una estética vintage que hoy pisa fuerte en redes sociales y en las calles.
Entre nostalgia, practicidad y estética
No se puede pasar por alto que la nostalgia se ha convertido en una fuerza poderosa en los hábitos de consumo actuales. Los años 80, 90 e incluso los 2000 volvieron a instalarse en la cultura pop, y la moda, la música y los objetos cotidianos de esa época ahora son reinterpretados por las nuevas generaciones.
Los auriculares con cable encajan perfectamente en esta ola retro, pero también traen consigo una serie de ventajas técnicas que los hacen muy valorados: no requieren carga, ofrecen buena calidad de sonido, son más económicos y, bien cuidados, pueden durar muchos años.
De hecho, según reportes de mercado, se espera que las ventas de auriculares con cable crezcan un 20,1% anual entre 2025 y 2032. Lejos de ser una moda pasajera, su uso parece consolidarse como parte de un consumo más consciente y funcional.
Menos preocupaciones, más música
El combo que impulsa esta vuelta es claro: bajo costo, buen sonido y cero preocupaciones por la batería. En tiempos donde todo necesita carga y actualización, los auriculares con cable recuperan valor por su simpleza.
Además, su durabilidad puede ser sorprendente. Si se los cuida bien —evitando tirones, manteniéndolos desenredados y limpios— pueden durar entre cinco y diez años, muy por encima de la vida útil de muchos modelos inalámbricos.
Hoy, este objeto que parecía destinado al olvido es redescubierto por una generación que no teme mirar al pasado para construir su identidad sonora y estética. Porque en un mundo cada vez más inalámbrico, volver al cable también puede ser una forma de rebeldía.
Sobre el autor
Responsable y coordinador de redes sociales en El Eco.