Gonzalo “Pochi” Sarmiento, referente en el mundo del gin y creador de contenido, visitó los estudios de El Eco para sumergirse en la fascinante diversidad de esta bebida. Con su “arsenal” de botellas y copones, Sarmiento desgranó los secretos de su elaboración, historia y la cultura que rodea el consumo consciente de una bebida que experimenta un auge sin precedentes en Argentina y, especialmente, en el vibrante escenario local.

La pasión de Gonzalo Sarmiento por el gin es palpable. Con un vasto conocimiento del rubro, el especialista introdujo la charla exhibiendo la versatilidad de la bebida con dos etiquetas: “La Francesa”, de Mar del Plata, y “Catsit” de Buenos Aires. Esta diversidad fue el puntapié inicial para desmitificar un prejuicio común: "Cuando me dicen ‘no me gusta el gin’, es porque no encontraste el gin que es para vos", afirmó Sarmiento, subrayando que esta bebida es tan cosmopolita que cada origen le otorga una identidad única.

Tandil no es ajena a este fenómeno. Gonzalo Sarmiento destacó la creciente oferta local, mencionando a Campo con sus etiquetas Lagonico y Prez. A ellas se suman destilerías como Ta-ta-Dios, Piratas y Magic Stone, confirmando el florecimiento de la producción de gin en la región. Asimismo, mencionó su primer encuentro con el gin, un London Dry clásico, “Bulldog”, y cómo lo cautivó “Bosque”, una etiqueta argentina patagónica. De ella resaltó no solo su aroma que "parece perfume" y su exquisito sabor, sino también sus múltiples galardones internacionales y sus variedades, como Bosque Nativo y Alta Montaña, esta última con 54 grados de alcohol, una de las graduaciones más altas permitidas en el país.

El experto desentrañó el proceso de elaboración, que puede variar en complejidad, pero siempre debe cumplir con una premisa fundamental: la presencia de enebro. "Si no lleva enebro, no es gin", sentenció Sarmiento, explicando que esta es la base legal para su denominación. Además, diferenció el gin de la ginebra: esta última requiere la creación del propio mosto de alcohol, mientras el gin se elabora a partir de alcohol agrícola tridestilado, al que se le infunden botánicos mediante maceración o arrastre de vapor en un alambique.

El proceso de destilación es clave y delicado. Una vez que el alcohol hierve y sus vapores se condensan, el maestro destilador realiza los "cortes": cabezas, corazón y colas. Las cabezas, con su olor a "caucho quemado", contienen metanol y alcoholes pesados, perjudiciales para el consumo. El corazón es la parte más pura y valiosa del destilado, mientras que las colas, que huelen a "quita esmalte", arrastran aceites no solubles que, según se cree, contribuyen a la resaca. De allí la importancia de consumir bebidas con registros sanitarios que garanticen su seguridad y calidad.

El auge de una bebida milenaria y su evolución en el tiempo

El gin ha experimentado una revolución en la última década. Sarmiento recordó que "de pibe era raro tomar gin tonic", un trago que hoy es omnipresente. El fenómeno se aceleró con la pandemia, cuando el tiempo libre impulsó a muchos a experimentar con la destilación casera. “Mucha gente se puso a destilar y ahí arrancaron un montón de marcas”, explicó, destacando cómo el proceso, técnicamente "sencillo" en sus bases, permitió la emergencia de numerosas etiquetas.

La historia del gin se remonta a Holanda, donde nació como una "ginebra" de uso medicinal, aprovechando las propiedades antiinflamatorias del enebro. Sin embargo, su consolidación como bebida popular y la creación del gin tonic tienen un origen más particular: la malaria. Para combatir esta enfermedad, se utilizaba un extracto de quinina de sabor desagradable. La ingeniosa solución fue mezclarlo con gin, dando origen a la bebida que hoy conocemos y sentando las bases de lo que sería el agua tónica.

En el mercado actual, la presentación es casi tan importante como el contenido. Sarmiento afirmó que el diseño de las botellas de gin es fundamental para el marketing y para que cada marca encuentre su "identidad propia". "Todo lo que vos comprás primero entra por los ojos", sentenció, señalando que la estética de la botella es crucial para destacarse en la góndola. Un ejemplo es la descripción de "La Francesa", con notas de piel de naranja, enebro y anís estrellado, que ilustra la complejidad aromática y gustativa que los destiladores buscan en cada creación.

En cuanto a la preparación, Sarmiento desterró el mito de que mucho hielo "agüa" el trago. Por el contrario, explicó que el hielo abundante es esencial para mantener la bebida fría y evitar su rápida dilución. Los cócteles, como el gin tonic, tienen medidas estandarizadas, y el uso de un jigger asegura la cantidad precisa de alcohol. "Si te agüa el trago, es porque lo estás tomando muy lento", bromeó, invitando a disfrutar la bebida a su ritmo. Respecto a la tónica, su preferencia es por las opciones sin azúcar, aunque reconoce que la elección es "totalmente subjetiva".

Gonzalo Sarmiento, conocido en redes como @Pochitonic, utiliza sus plataformas para ofrecer "reseñas organolépticas" de gins nacionales, describiendo perfiles, aromas y notas. Su objetivo es educar y mostrar la vasta oferta de destilados locales. Además, trabaja en una serie de videos sobre el "Perfect Serve", donde el garnish (acompañamiento) se elige para complementar o realzar los botánicos específicos de cada gin. Su proyecto personal incluye la creación de un extenso Excel con todas las botellas que posee, registrando su origen, tipo y características. Aunque ama el gin, Sarmiento aclara que no es un consumidor constante, sino que sus catas son un ejercicio profesional para "conocer, no tanto embriagarse". Su misión principal es "ver fuera de la caja", promoviendo marcas que no llegan a grandes supermercados y visibilizando a productores que enriquecen el diverso y dinámico universo del gin.

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El Eco de Tandil

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