¿Balizas o luz de giro?: cuándo utilizar cada una
Pese a que la Ley Nacional de Tránsito es clara, el uso incorrecto de las luces intermitentes y de giro es una de las faltas más extendidas en la Argentina. Una guía para entender la norma y, fundamentalmente, prevenir accidentes.

El lenguaje de las luces en el tránsito debería ser universal y claro, pero en la práctica diaria, reina la confusión. El parpadeo de una luz puede significar la diferencia entre un viaje seguro y un siniestro vial. En la Argentina, el uso indebido de las balizas (luces intermitentes de emergencia) y las luces de giro (guiños) se ha convertido en una costumbre tan arraigada como peligrosa, ignorando lo que especifica la Ley de Tránsito 24.449.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailComprender la función específica de cada sistema de iluminación no solo es una obligación legal, sino un acto de responsabilidad cívica esencial para la seguridad de todos los actores viales.
Balizas: exclusivamente para la emergencia
Las luces intermitentes de emergencia, popularmente conocidas como balizas, tienen un propósito único y excluyente: advertir sobre una situación de peligro o una detención riesgosa.
Su color ámbar intermitente en las cuatro esquinas del vehículo es una señal de alerta máxima. La ley establece su uso obligatorio en circunstancias muy concretas:
- Detención forzosa: al inmovilizar el vehículo en la calzada o banquina por una falla mecánica, un problema de salud o cualquier otra emergencia.
- Zonas de riesgo o detención programada: al aproximarse a estaciones de peaje, controles policiales o zonas de reducción brusca de velocidad, para advertir a los conductores que vienen detrás.
- Advertencia de peligro: para alertar sobre un obstáculo en el camino, como un siniestro vial o un embotellamiento repentino, encendiéndolas momentáneamente.
- Maniobras de alto riesgo: como en el caso de ser remolcado por otro vehículo.
El error más común y peligroso
Contrario a la creencia popular, está terminantemente prohibido utilizar las balizas con el vehículo en movimiento en condiciones de baja visibilidad como lluvia intensa o niebla.
Esta práctica, lejos de aumentar la seguridad, genera una peligrosa confusión, ya que el resto de los conductores interpreta la señal como un vehículo detenido, pudiendo provocar alcances por frenadas inesperadas. En dichas condiciones climáticas, la normativa exige el uso de las luces de posición y las luces bajas, junto con las antiniebla si el vehículo las equipa.
Luz de giro: el lenguaje universal de la anticipación
Si las balizas son la señal de "alerta", las luces de giro o guiños son el idioma de la "intención". Su función es comunicar de manera anticipada la próxima maniobra que realizará el conductor, permitiendo que los demás reaccionen de forma segura y previsible.
Su uso es obligatorio y debe realizarse con la antelación suficiente en los siguientes casos:
- Cambio de dirección: antes de girar en una esquina, rotonda o cualquier tipo de intersección.
- Cambio de carril: al desplazarse de un carril a otro, tanto en calles como en rutas o autopistas.
- Maniobra de sobrepaso: se debe señalizar con la luz izquierda la intención de adelantar y con la derecha el regreso al carril original.
- Estacionamiento y salida: para indicar la intención de detenerse para estacionar, ingresar a un garaje o al reincorporarse al flujo de tránsito desde una detención. Es un error común utilizar las balizas para esta maniobra; lo correcto es usar la luz de giro correspondiente.
En conclusión, la correcta utilización de las luces del vehículo es uno de los pilares fundamentales de la seguridad vial. No se trata de una formalidad, sino de la principal herramienta de comunicación no verbal entre conductores.
Recordar la simple regla de "balizas para emergencias, guiños para intenciones" puede reducir drásticamente las situaciones de riesgo y contribuir a un tránsito más ordenado y seguro para todos.