El secuestro de una mujer y su pareja y el castigo original de un Comisario
TAMBIEN, EL AUDAZ DESPOJO EN UN BURDEL DIAS DESPUES, A FINES DE LOS AÑOS TREINTA.

El vecindario de Chacabuco al 800 despertó conmocionado en la madrugada del 29 de octubre de 1933. Forcejeos, corridas, gritos, sacaron de sus lechos a muchos curiosos que llegaron hasta la vereda de sus casas para “balconear” el escándalo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAllÍ, en una casa de inquilinato señalada con el número 870, vivía Julio Trovaro con Azulema, su mujer, quien había llegado de la ciudad de Azul un mes antes con un propósito que no aparecía muy claro todavía para algunos, aunque resultaba demasiado evidente para otros. Seguramente por la exuberancia de su cuerpo bien dotado y su belleza incomparable, la muchacha resultaba muy atractiva ( por lo tanto, sumamente codiciada). De tal manera que no eran pocos los hombres que anhelaban llegar a ella, apenas olfateaban su presencia. Muchos de ellos, sujetos con malos antecedentes protegidos por el oficialismo y con cuentas en la Justicia, además. Tratantes de blancas, también, que sin perder tiempo habían tendido sus redes tenebrosas para atrapar la presa apetecida con destino al prostíbulo denominado “La Privada”.
Y allí estaban, corriendo a la mujer semidesnuda por el centro de la calzada, luego de haber asaltado su domicilio, de haber abierto “de prepo” la puerta de la pieza y de haber sacado a ella y a su marido a empujones a la calle.