Caso Achával: ¿Suicidio, accidente u homicidio?, un enigma sin resolver
MUCHOS CRIMENES ATRIBUIDOS A SUICIDIOS REGISTRA LA HISTORIA POLICIACA DE TANDIL; VARIOS DE ELLOS, JUNTO A LAS VIAS DEL FERROCARRIL.

No son pocos los hechos delictivos que guarda la historia policíaca tandilense, muchos de ellos no aclarados, que se ocultan con sospecha de suicidio. Ya nos hemos referido al extraño caso de Celestina Zanotta de Urraco, fallecida en Tandil el 11 de octubre de 1911. Sus restos, inhumados en el Cementerio Municipal, fueron misteriosamente exhumados por Juan Zanota, su padre –nunca se supo cómo y por qué. Los sacó del ataúd original y los despachó por encomienda a Buenos Aires, donde al cabo de diecisiete años, la policía estableció que la mujer fallecida 24 años antes no había muerto por parto distócico como había certificado el médico policial en su momento, porque el cráneo presentaba una perforación en la parte occipital compatible con una bala.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailHubo otros casos después sin explicación, algunos de ellos en la Estación del Ferrocarril y en sus inmediaciones. Como el cuerpo sin vida que hallaron el jefe de ese lugar Rómulo Sbarra y el cambista Manuel Rodríguez el 4 de marzo de 1930. Se encontraba debajo de un vagón estacionado en las vías a la altura de la calle Roca. El cuerpo estaba todavía caliente, tenía el brazo izquierdo destrozado, y a su lado había un poco de sangre derramada. Presentaba, además, la fractura de los brazos con separación casi total de las partes blandas de la articulación, producidas por un aplastamiento tan intenso como podía ser una rueda del ferrocarril.
El cuerpo no pudo ser identificado. Lo que sí pudo establecerse, fue que en ese lugar no había ocurrido el hecho; es decir, que el cuerpo había sido llevado a ese sitio, porque los vagones que en ese momento estaban estacionados allí, no habían sido movidos desde el día anterior. Se buscaron evidencias también en las ruedas de otros vagones, pero no se hallaron rastros. Nadie había visto ni oído nada. El cadáver, sin embargo, estaba allí, con signos evidentes de haber sido arrojado poco antes del hallazgo.