El sueño de un abuelo se hizo realidad en el Hospital Santamarina
Oscar, internado en el nosocomio desde hace más de un mes, pudo festejar el cumpleaños de 15 de su nieta en la habitación.

Oscar ya lo tenía decidido: no se iba a perder el cumpleaños de 15 de su nieta Candela por nada del mundo… y el plan de fuga no estaba descartado, para nada. Pero ¿cómo se escapaba del Hospital, en el que permanece internado desde el 25 de abril, por un cuadro complejo que ha tenido a su salud en jaque desde entonces y desde mucho antes? Quién sabe si en las largas noches de internación habrá afilado un plan quirúrgico para salirse con la suya. Pero la buena noticia, la primera de todas las que vinieron, es que no hizo falta semejante quijotada.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Si vos no podés ir a la fiesta, la fiesta viene a vos”, le dijo su familia. Aquello de la montaña y Mahoma esta vez se hizo realidad.
El 1° de junio era la gran fecha. Oscar, ansioso desde la mañana, estuvo detrás de todos los detalles con la minucia de marchand que va a presentar un Picasso. Todo el personal de la sala cuarta del Hospital participó de los preparativos, que incluyó desde la ornamentación de la habitación con globos y cotillón hasta la elección de la ropa con que iba a esperar, de punta en blanco, a su nieta.
Oscar, cordobés de nacimiento, rosarino por adopción, radicado en Tandil en los 80 donde crió a los 4 hijos que tuvo con Norma —Claudio, Alejandro, Patricia y Yanina— y levantó su casa, con los años se fue a Corrientes pero hace un tiempo volvió, por el buen clima serrano para sobrellevar mejor su asma crónico.
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Cerquita de sus hijos, ya padres, la vida se le volvió más amable pero su estado de salud se fue quebrantando hasta que una descompensación aceleró tratamientos, intervenciones, encendió y apagó alarmas y temores… pero la fe permaneció intacta. La de Oscar y toda su familia.
Después de darle batalla en varios frentes del Hospital Municipal, ¿cómo hacía el personal de salud para no subirse a la ilusión super export de esperar a su nieta, el día que cumplía sus quince años, vestido para la ocasión y con un regalo?
De repente, el sueño de Oscar era el de todos los del piso y la habitación, un salón de fiestas con globos, pancartas y hasta una torta de cumpleaños, con banquetas para todos los familiares que acompañaron el emotivo abrazo del abuelo y su nieta.
El regalo para Candela fue una Biblia, pero el que se llevaron todos los que fueron parte de la sorpresa es inolvidable.
Esta historia la compartió su familia, como muestra de gratitud para con todo el personal de la sala cuarta del Hospital Municipal Ramón Santamarina, un gesto que habla de su calidez humana además de su desempeño profesional y que permitió a este abuelo y su nieta compartir un momento que recordarán para siempre.