Integrantes del programa "Familias Solidarias" comparten su experiencia y destacan el cariño compartido
Luján, Martín, Francisca y Pedro forman parte de la iniciativa impulsada por el Municipio. "Amor y tiempo es lo mejor que podemos ofrecer", aseguran.

Es un jueves de invierno, sopla un viento helado y el día arranca despacito en la casa Martín y Luján, mientras sus hijos Francisca (15) y Pedro (12) merodean por la cocina en busca de algo para desayunar. Conforman una familia que, más de una vez, se agrandó para acompañar durante alguna medida de abrigo de niños alojados en otras casas y, en dos oportunidades, recibiendo en la propia. Una experiencia que, según afirman, los transformó para siempre.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Ingresamos al programa “Familias Solidarias” cuando los cuatro estuvimos de acuerdo y preparados. Primero fuimos familia de apoyo, asistiendo a quienes alojaban y acompañando a los chiquitos en algunas actividades. Luego fuimos familia de tránsito durante 9 meses”, resumió Luján.
El Programa “Familias Solidarias” es una propuesta conveniada entre la provincia de Buenos Aires y el Municipio de Tandil, a través de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia. La misma busca garantizar, de manera temporal, entornos familiares a niños, niñas y adolescentes que por diferentes motivos han sido desvinculados de su familia de origen.
La iniciativa no tiene fines adoptivos. Quienes deseen postularse deben tener más de 21 años y pueden enviar mail a familiasolidaria.tandil@gmail.com, comunicarse al 2494545623 (Servicio Zonal, de 8 a 14) o vía whatsapp al 2494570960 (Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia del Municipio).
Experiencia en primera persona
La primera experiencia de la familia fue breve, con una niña de 9 años que llegó en la víspera de Navidad. “Fue muy movilizador y repentino porque en 24 horas nos encontramos con una Nochebuena y Navidad distinta”, recordaron. La segunda experiencia los comprendió en dos tramos. Al principio, como familia de apoyo de un bebé de un año al que llevaban a la revinculación con su familia de origen y una o dos veces por semana se quedaba a dormir con ellos. Pero cuando la medida de abrigo se renovó, su casa se transformó en el hogar de ese niño que aprendió a caminar y a jugar a la pelota. “El cambio fue enorme: volvimos a cambiar pañales y a jugar en el piso, con cierto temor a pasar noches sin dormir, algo que nunca sucedió porque él siempre está sonriendo”, coincidieron al unísono Martín y Luján.

“Para nuestros hijos fue una experiencia transformadora, una lección de vida que no se la van a olvidar nunca", sostuvo Luján. "Era muy chiquito cuando llegó a casa y ellos entendieron que no solo se trataba de hacerle lugar físico sino también de hacerle un lugar real en la familia porque, justamente, ése es el objetivo más importante del programa: que los chicos puedan recibir amor de familia, calor de familia”, agregó.
- ¿Cómo siguió el vínculo?
- Siguió, lo cual nos alegra mucho a nosotros y a él. La permanencia del vínculo es posible porque él la pasó muy bien durante el tiempo que estuvo con nosotros y su familia de origen lo permite porque la revinculación funcionó y hoy están todos juntos. Por lo general lo vamos a buscar el viernes al jardín y se viene a dormir a casa. Es un hermoso plan para todos.
- ¿Por qué es importante que crezca el número de familias que quieren ser parte del programa?
- Luján: Porque es una gran experiencia de amor para todos. Siempre pienso que es recíproco el bien que nos hacemos pero cada vez estoy más convencida de que como familia hemos recibido mucho más de esas sonrisas, de esas vivencias.
- Martín: Como familia, elegimos ser parte de este programa pero esos chicos no han tenido oportunidad de elegir la situación que les toca atravesar: nosotros sí. Como familia hemos tenido algunas dudas o temores pero luego de las experiencias que hemos pasado como asistentes y de tránsito nos encantaría transmitir el mensaje a otras muchas que quizá también tienen dudas: que no tengan miedo, que se animen, que nunca están solos porque hay otras familias y muchas instituciones acompañando. Como familia atravesamos esta hermosa posibilidad de acompañar un chiquito que hubiera sido alojado en un hogar convivencial donde reciben lo que necesitan pero no están pendientes de ellos, hay muchos niños (algunos bebés) en su misma situación y con distintas demandas. En una casa estos chicos reciben dos cosas imprescindibles para que transiten de la mejor manera posible la medida de abrigo: amor y tiempo de dedicación.