La Unicen se inundó de memoria y verdad para un veredicto que no colmó el clamor por justicia
En el gimnasio del Centro Cultural Universitario, familiares de torturados y desaparecidos, agrupaciones de derechos humanos, estudiantiles y sindicales se congregaron para conocer la sentencia. Tras el fallo, marcharon hasta el Rectorado para esperar la salida de autoridades y funcionarios judiciales. La resolución generó malestar e indignación entre sobrevivientes y militantes.
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El Centro Cultural Universitario (CCU) reunió a agrupaciones de derechos humanos, estudiantiles y sindicales, en el marco de la histórica audiencia 104 del Juicio La Huerta, con la lectura de la sentencia. En un clima de profundo respeto y con nutrida concurrencia, los asistentes pasaron de la celebración de las primeras condenas por delitos de lesa humanidad a la desazón por la gran cantidad de absoluciones que dictaminó el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl encuentro comenzó a tomar forma durante la mañana, con una muestra fotográfica, de afiches y material de archivo, un interesante recorrido por las actividades desarrolladas por el área de Derechos Humanos de la Unicen.
En el gimnasio se dispuso una pantalla gigante y también sillas, pero además algunas agrupaciones se instalaron en las tribunas. Pasadas las 11, comenzaron a llegar personas, algunas desde localidades cercanas y con fuerte presencia de vecinos de Azul.
Debajo del escenario, las fotos de los desaparecidos traían al contexto actual las historias de lucha por justicia frente al terrorismo ejercido por el Estado en la última dictadura cívico militar. En los muros y otros sectores del gimnasio, se instalaron las banderas de Memoria por la Vida en Democracia, de Adultos Mayores en Lucha –Amalu-, Comisión de Derechos Humanos del Instituto 2 de Azul, Suteba, ATE Tandil y Juárez, el Instituto de Formación Docente y Técnica 10 –exISER-, Movimiento Evita, entre otras.
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Entre el público se encontraban integrantes de Historias Desobedientes Argentinas, organización que nuclea a hijos y familiares de genocidas que se rebelaron del mandato de sus padres y desde hace años acompañan a las víctimas.
Muchos de los presentes lucían los pañuelos blancos con la impresión, en letras rojas o negras, del contundente Nunca Más, mientras que otros se identificaban con remeras de agrupaciones políticas de estudiantes, de movimientos sociales y sindicales.
Desde la primera fila, acompañaron los concejales de Unión por la Patria, Darío Méndez y Nicolás Carrillo, quienes aguardaron el inicio de la lectura y luego se trasladaron a Pinto y Chacabuco, donde se sumaron Severiano Mon y el diputado nacional Rogelio Iparraguirre.
Mientras tanto, en la planta alta del CCU, los estudiantes secundarios del programa Escuelas con Memoria colmaron la sala del cine Incaa Unicen para vivenciar la lectura de la sentencia en el marco de la megacausa Sub Zona 12.
De los aplausos al desconcierto
Minutos antes de la sentencia, los asistentes recorrieron las muestras ubicadas en el Salón de los Espejos y el hall del CCU. Además, compartieron una producción audiovisual de Abra TV, con una línea de tiempo que dimensionó el juicio iniciado el 25 de febrero de 2022 y cerrado ayer, tras 104 audiencias.
Al comenzar la transmisión de la lectura, se congregaron todas las personas frente a la pantalla, en una tensa espera por la suerte de los 31 procesados y juzgados.
Las condenas a perpetua de Héctor Emilio Martínez Salgado, Román Valdecantos, Osvaldo Héctor Repetto y Alejandro Guillermo Duret provocaron la reacción espontánea de los militantes, con cerrados aplausos tras la consecución de justicia.
Sin celebraciones, vivenciaron las penas a Carlos Martín Luzuriaga, a 10 años y 6 meses de prisión; a Roberto Jorge Casares, a 6 años; a Luis Alberto Benítez, a 6 años y 9 meses de prisión; y a José Luis Álvarez, a 5 años de cárcel. En todos los casos se sumó la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
En tanto, en el tramo final de la sentencia llegaron las numerosas absoluciones, tanto por extinción de delitos, como por no haberse realizado acusaciones y por falta de pruebas.
Tras el final, marcado por la frase “el juicio ha concluido”, los asistentes se levantaron de sus sillas, tomaron de ambos extremos los pañuelos del Nunca Más y comenzaron a cantar “Olé, olé, olé, olá, como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.
Y antes de partir en movilización hacia el Rectorado, saludaron a los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos “presentes, ahora y siempre”.
Tiempos políticos
Camino al Rectorado, en silencio y bajo una llovizna, los militantes de agrupaciones de Derechos Humanos se manifestaban ansiosos por conocer las repercusiones de la sentencia que tuvo un saldo inesperado en relación a la gran cantidad de enjuiciados absueltos.
Ya en la esquina, familiares de desaparecidos de Tandil daban cuenta de un cambio en el momento político y ponían como ejemplo un falló de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que se conoció ayer, que extendió las prisiones preventivas a imputados por delitos de lesa humanidad.
Como muestra de los cambios de humor en el Poder Judicial a partir del contexto político actual, informaron que hay 75 causas de lesa humanidad elevadas a juicio que esperan por su debate y que en los 10 juicios que efectivamente se están desarrollando, se realiza un promedio de 8 audiencias por semana.
En ese marco, cobró más fuerza el testimonio de una sobreviviente de Azul que lleva 47 años luchando por justicia y que había llegado a Tandil para acompañar el cierre del Juicio La Huerta. Como paradoja, contó que el acusado por su caso murió sin ser juzgado.