Un día como hoy, pero en 1895, Tandil fue declarada ciudad: detalles de aquella época histórica
Una entrevista con "Tony" Ferrer y Oscar Granato para indagar en los momentos que marcaron el desarrollo poblacional e inmigratorio de la localidad.
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El 23 de octubre de 1895, Tandil fue declarada oficialmente como ciudad, un momento que marcó una importante etapa en su desarrollo poblacional e inmigratorio. Actualmente, 130 años después, resulta interesante analizar cómo fue el proceso que culminó con dicha declaración y los factores influyeron en su crecimiento.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCon el objetivo de recordar esta fecha histórica e indagar en los detalles de aquella época, El Eco de Tandil dialogó con Eduardo “Tony” Ferrer, escritor, docente e historiador, y con Oscar Granato, presidente del Museo Histórico Fuerte Independencia.
“Hablar de Tandil es una cuestión compleja”, comenzó diciendo Ferrer. Para comprender el hito de su declaración oficial como ciudad en 1895, es fundamental retroceder en el tiempo y repasar los acontecimientos previos que marcaron la historia.
Uno de los primeros elementos clave es su denominación. La referencia documental más antigua sobre el topónimo Tandil proviene del año 1707, cuando el padre Silvestre Antonio de Roxas mencionó el nombre en un informe enviado a la corte de Madrid. En el documento, titulado “Derrotero de un viaje desde Buenos Aires a los Césares, por el Tandil y el Volcán”, se deja constancia de que, ya a principios del siglo XVIII, el territorio era conocido por ese nombre. “Estamos hablando ni más ni menos que de 116 años antes de la fundación del Fuerte de la Independencia”, remarcó Ferrer.
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Otro hito significativo ocurrió el 25 de diciembre de 1839. En una comunicación oficial, Juan Manuel de Rosas reconoce que la enorme extensión habitada al sur del Salado estaba dividida en tres juzgados civiles: Azul, Tandil y Monsalvo. No obstante, ese mismo año, un giro político-militar provocó un cambio de denominación. Tandil pasó a llamarse Partido del Chapaleofú, nombre que conservaría durante quince años, hasta 1854.
Tras la caída de Rosas, el juez sustituto Massini en Chapaleofú elevó una solicitud al ministro de Gobierno, Ireneo Portela, para pedir que el partido volviera a llamarse Tandil. La petición fue aceptada el 19 de junio de 1854 y, desde entonces, el nombre Tandil volvió a figurar oficialmente en los registros.
La importancia del ferrocarril
Uno de los aspectos más relevantes en la transformación de Tandil fue la llegada del ferrocarril en 1883. Ferrer subrayó que, antes de este hecho, la ciudad permaneció aislada y sin grandes avances en términos de urbanización. “Tandil, después de la fundación del Fuerte de la Independencia, pasó 30 años sin crecer. Era un pueblo rústico, una estancia grande, pero sin un progreso claro”, declaró.
La llegada del ferrocarril trajo consigo una aceleración en el desarrollo urbano, facilitando el intercambio comercial y el transporte de productos agrícolas, lo que permitió a Tandil consolidarse como un centro económico emergente.
En esa misma línea, Granato mencionó que el ferrocarril no solo conectó a Tandil con otras ciudades, sino que también impulsó el crecimiento de la industria pedrera, esencial en la región. “El ferrocarril fue la puerta que le dio a Tandil la posibilidad de desarrollarse como ciudad”, señaló. Según indicó, el desarrollo de este medio de transporte fue un tema clave para figuras como el médico y periodista italiano Dr. Fidanza, quien fundó el periódico "El Ferrocarril" para abogar por la mejora de las vías de comunicación.
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Primeras instituciones instaladas
Otro factor determinante en la transformación de Tandil fue la creación de las primeras instituciones. Si bien en 1865 Tandil adquiere los límites definitivos de Partido, el verdadero crecimiento urbano se produjo recién a finales de la década de 1850 y principios de 1860, con la construcción de infraestructura básica como la plaza principal, el hospital y la sucursal del Banco Provincia. A su vez, surgieron las primeras escuelas, como la Italo-Argentina, la Franco-Argentina y la Dano-Argentina, que respondían a las necesidades educativas de los hijos de los inmigrantes.
Granato destacó que “la ciudad comienza a definirse por sus instituciones". Reveló que "en 1901 ya estaban instaladas las primeras escuelas semiprivadas y, junto con ellas, el Hospital Ramón Santamarina, que fue clave en la historia del desarrollo local”. El conjunto de estas instituciones sentaron las bases para un crecimiento sostenido, que culminó en la sanción de la ley que declaró a Tandil como ciudad en 1895.
“Ocurre una aceleración en todo lo que tiene que ver con la urbanización. Aparece el empedrado, los loteos, el diseño de la plaza, entre otros. Hay un gran desarrollo agrícola-ganadero, sumado a que está en pleno desarrollo la industria pedrera", sostuvo el historiador.
A raíz del considerable desarrollo urbano, económico y administrativo, aquel 23 de octubre de 1895 la Legislatura bonaerense aprobó la Ley Provincial Nº 2.381, que otorgó el título de “Ciudad de Tandil”.
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Pasaporte para cruzar el Río Salado
Una cuestión significativa de esta historia fue el proceso de colonización y expansión hacia el sur del río Salado. Durante la época de Juan Manuel de Rosas, los territorios al sur del Salado eran considerados un territorio fronterizo, donde se necesitaba un pasaporte otorgado por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires para poder cruzar.
Ferrer explicó que “el Salado oficiaba como una frontera entre dos grandes sociedades: la indígena y la hispano-criolla". Destacó que no fue una relación de enfrentamiento, sino de intercambio cultural y comercial. “Los saladeros de Buenos Aires necesitaban sal y las expediciones cruzaban el Salado para obtenerla en Salinas Grandes. Estos intercambios son un claro ejemplo de cómo la región comenzó a integrarse al resto del país”, señaló.
“Contamos con un pasaporte en el Museo Histórico Fuerte Independencia, perteneciente a una mujer, donde se puede leer que el documento indica a las autoridades tienen que dejarla pasar y no ponerle ningún tipo de problemas para que pueda transitar por esta zona”, indicó Granato.
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El Tandil del futuro
El crecimiento de Tandil ha sido sostenido, pero su futuro dependerá de cómo se gestionen los desafíos actuales. Ambos entrevistados coincidieron en que, aunque la ciudad ha evolucionado enormemente desde 1895, los problemas que surgen con el desarrollo económico, urbano y turístico deben ser abordados con políticas públicas efectivas.
Granato enfatizó que “la ciudad crece a través de proyectos políticos, económicos y sociales, siempre con un trasfondo de respeto por su patrimonio cultural y su memoria histórica”. Por su parte, Ferrer reflexionó sobre cómo el mundo está cambiando a un ritmo vertiginoso y cómo las nuevas tecnologías podrían redefinir a las ciudades del futuro. “Es una pregunta muy difícil de responder. Es inimaginable e insospechado pensar cómo va a ser el Tandil de mañana”, expuso.
Sin embargo, ambos coincidieron en que la identidad y el patrimonio de Tandil deben ser preservados. “Una ciudad crece y aumenta su potencial a través de los proyectos políticos, económicos y sociales. Siempre y cuando tenga un telón de fondo y un escenario que tenga que ver con el patrimonio cultural y con la memoria. Un pueblo que no tiene memoria y que no protege su patrimonio, es muy difícil que logre alcanzar esa identidad que los tandilenses todavía aún nos merecemos”, concluyó Ferrer.