HOY, JUEVES
Angustias

Increíblemente, cuando llegué al bar donde nos habíamos citado a las once y cuarto, él ya estaba. Por lo general, en las citas que yo pauto, suele llegar entre quince y veinte minutos tarde; en las que propone él, no baja de media hora. Incluso puede no ir porque se olvida.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailPero ahí estaba mi amigo, El Gordo, sentado en la mesa de uno de los rincones. Verlo y pensar que lo había abandonado su última novia fue una misma cosa. Me preparé para una dosis lacrimógena.
-Hola, Gordi. Tuve que esperar más de medio siglo para que llegaras puntual a una cita que vos fijás. No sé si felicitarte o preocuparme.