El dolor y la furia

Basta con leer una decena de comentarios en las redes en torno a la noticia del fallecimiento del muchacho en moto sobre avenida Eva Duarte para entender que algo está mal. Muy mal en la sociedad actual.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailA fuerza de leer barbaridades, nos acostumbramos a la violencia sin filtro en este tipo de espacios. Lo que deberíamos ir pensando es que esa violencia ya no está circunscripta o contenida solo en lo virtual. El dique se desbordó. La “vida real” se va tornando día a día tan agresiva, tan brutal, tan irracional como las frases tecleadas desde el odio más visceral y sin filtro. Los haters caminan a nuestro lado. Nosotros, en algún aspecto de la problemática social que nos involucra, somos los haters de otros.
“Lamento mucho la pérdida de una vida tan joven, pero…”. Así comienzan los comentarios más “sensatos” y “racionales”. Mostrando algo de empatía con el chico fallecido y su familia. Seguidamente, el “pero” actúa como una suerte de licencia para expresar una queja que velada o explícitamente huele a un odio que subyace en gran parte de la sociedad y tiene como blanco, justamente, a estos pibes que a bordo de una moto no respetan leyes, normas, conductas ni previsiones.