Ir tirando

Bueno, Fermín, lamento decirte que desde que te fuiste las cosas cambiaron para peor. Cuando estabas no íbamos bien, pero creéme que aquello era el paraíso del periodismo. Es cierto: guita nunca hubo mucha, pero casi que nos habíamos acostumbrados a haberle errado de medio a medio con la elección de nuestra manera de ganarnos el sustento. Eso empeoró, aunque no lo creas.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailPero no es el punto –o sí, pero lo dejamos para otra ocasión-. El tema es que ya no nos cree nadie. Nunca nos creyeron demasiado y algún mérito habremos hecho para semejante cosa. Pero en aquella época del diario si te equivocabas al poner las farmacias de turno, al otro día tenías una docena de llamados mandándote a freír churros o a un ñato en la recepción preguntando por el responsable de la Redacción porque a la madrugada le dolía la muela, fue comprar un calmante y nosotros lo mandamos a la farmacia equivocada.
Nos creían. Incluso, después de pifiarla como en casos como esos, al otro día al mismo tipo le dolía la cabeza y se fijaba en el diario para saber a qué farmacia ir a comprar un analgésico.