-¡Mirá!-, me dice mi amigo El Gordo, mientras en el intento por agarrarme del brazo voltea el pocillo del café, hace llorar a un bebé que está con sus papás en la mesa de al lado, tira al piso el diario que está leyendo y hace vibrar la vidriera del bar con su vozarrón.

-Gordo, ¿podés ser un poco menos efusivo?

Pide perdón, le hace una morisqueta al bebé tratando de consolarlo –el nene llora más fuerte- levanta el pocillo y toma el fondito de café que le quedaba.

-Perdón, perdón. Lo que pasa es que acabo de leer en el diario que mañana cumpleaños Bárbara Feldon.

-No sé quién es Bárbara Feldon. Pero debe ser alguien muy importante para que hagas semejante despelote. Te calmás…

-¡Bárbara Feldon! Cómo no te vas a acordar. Mirá, no te lo voy a decir: te lo silbo y vas a ver que te vas a dar cuenta solito.

-Basta de avergonzarme, te pido por favor. Ni se te ocurra chiflar. Decime ya quién es y pasemos a otro tema. O mejor, sigamos callados.

-Está bien. Te iba a silbar la canción del Superagente 86. Ya te lo dije. Bárbara Feldon es…

-La 99.

-¡Exacto!

-Bueno, gracias por la información. Veo si mañana le hago llegar un whatsapp o algo. Ahora llamate a silencio. Aunque sea, por respeto al nene.

-No podés ser tan amargo. Te digo que cumple años La 99 y vos como si nada.

-A ver: decime qué querés que haga.

-No sé: sonreí, alegrate, poné cara de que recordás aquellos años felices de tu infancia. Decime que no te gustaba El agente 86 y ya mismo terminamos nuestra amistad.

-Sí, Gordo, me gustaba mucho. Me hacía reír. Sinceramente, creo que es una de las mejores series que vi. En serio te lo digo. Creada por Mel Brooks, un genio el tipo.

-Decime que también estabas enamorado de La 99.

-No.

-¿Cómo no?

-Y así: no. Me parecía encantadora, pero no estaba enamorado.

-Encantadora era la mona Chita, de Tarzán. Te estoy hablando de una chica que lo tenía todo.

-Bueno, a ver. Damos por hecho que vos sí estabas enamorado.

-Error: estoy. Debo reconocer que toda mi vida he estado enamorado de La 99. Por eso me fue como me fue en todas las relaciones que tuve.

-Ah, mirá. Negate algo, Gordi. O sea, no es que vos hayas sido un desastre en cuestiones sentimentales, sino que la culpa es de Bárbara Feldon.

-De La 99. Pero no su culpa, santa mujer. Inconscientemente he buscado en cada una de mis novias las virtudes de ella. Y en algunas creí encontrarlas. Pero parcialmente. Porque ella, te repito, lo tenía todo.

-Bueno, definamos todo.

-Belleza. Vos me dirás que en la televisión todas las chicas eran lindas. Pero ella tenía un plus. Además, elegancia: alta, mirada cautivante, siempre bien vestida, nunca una grosería, una palabra de más. Lady absoluta. Inteligente. Escuchá lo que te digo: in-te-li-gen-te. Era el único personaje inteligente de la serie. La mayoría de las veces, los conflictos se resolvían por su intervención. Buena. Pero buena, en serio. Ni siquiera con los de Kaos se permitía la maldad. ¡Qué mujer buena, por favor! Pero por sobre todas las cosas, comprensiva. Mirá que ha soportado cosas del bobo de Maxwell Smart, y sin embargo siempre ahí, firme, compañera. El ideal de mujer. He pasado mi vida buscando un imposible.

-A ver, Clark Gable. Hasta donde yo conozco –y te juro que no quiero conocer más- has tenido novias lindas, inteligentes, elegantes, buenas, comprensivas, pero…

-Un poco de razón tenés. A veces soy injusto. Pero ninguna, te puedo asegurar, ninguna tan comprensiva como La 99.

-Y lo que pasa es que vos no sos Maxwell Smart.

-Por eso te digo. Un bobo, el ñato, catrasca, necio… Claro que no soy como él.

-Sos peor, Gordo. Sos peor.

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