Los vientos

En temporadas de viento, cada vez que paso por la esquina de Sarmiento y Rodríguez me acuerdo de dos personas.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailUna de ellas es Roberto Dabidós, mi profesor de geografía de tercer año. Fue él quien me enseñó eso de los centros ciclónicos y anticiclónicos. Y si mal no recuerdo, la cosa pasaba por la presión atmosférica. En los primeros, era baja, de manera que hacia allí se dirigía las ventoleras; los otros eran los encargados de generarlas.
De ser así –y si los más de cuarenta años transcurridos desde entonces no me invirtieron los conocimientos-, una de los vértices de esa esquina actuaría de centro anticiclónico y el opuesto, lo contrario. Todo en un mismo lugar. De manera tal que quien por estos días camina por esa fatídica encrucijada puede ser remontado cielo arriba, revoleado hasta la Plaza Independencia o estampado contra la vidriera de la Relojería Ceccon, de acuerdo por cuál vereda camine.