El hombre manso transformado en fiera
Humilde trabajador, agraviado en su orgullo y honor por sus compañeros, no pudo soportar el peso de la humillación, provocando una tragedia.

(Del archivo de las obras de Juan Roque Castelnuovo para el Eco de Tandil)
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailJosé Díaz, tranquilo español de 39 años de edad, era en cargado de la quinta en la estancia "Lonacepín". Allí vivía con su familia, en una de las dependencias destinadas al personal. Ambrosio Coira, dueño del establecimiento ubicado a unas tres leguas de Tandil, en el Cuartel 10 del partido, lo tenía en el mejor de los conceptos; sus compañeros lo estimaban por su contracción al trabajo, por su responsabilidad, y también por su calidad humana. El personal todo que se desempeñaba a las órdenes del capataz Bailón González -hombre soltero de 28 años de edad- formaba una gran familia.
Comenzaba a alborear el 29 de diciembre de 1934, cuando ya se hallaban todos en pie abocados a sus tareas. El capataz recorría el establecimiento de un lugar a otro controlándolo todo, cuando al pasar desprevenidamente cerca de donde –detrás de un árbol- estaba oculto el quintero, sintió el frío de la hoja de un cuchillo entrando en sus costillas. El "gallego", como todos lo conocían, se había abalanzado sobre el capataz asestándole una feroz puñalada por la espalda…