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Disco Zip!: 3 preguntas a Federico Ghazarossian, el histórico bajista del rock nacional que dará una clínica en Tandil
Fue parte de Don Cornelio y la zona, Los Visitantes, Me darás mil hijos y Acorazado Potemnkin. Dará una clínica de bajo el sábado 7 de diciembre en la Facultad de Arte, mientras que en el Espacio Incaa proyectarán el documental Cenizas y Diamantes.
“Sigo siendo punk y rocker como en mi adolescencia, pero hoy veo las cosas desde otro punto de vista, y está bueno cambiar”, cuenta Federico Ghazarossian. El bajista fue parte de bandas históricas del rock nacional -Don Cornelio y la zona, Los Visitantes-, pero su recorrido continuó después en muchos otros proyectos que también dejaron su marca, como Me darás mil hijos y Acorazado Potemkin.
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El sábado 7 de diciembre dará una clínica de bajo y contrabajo en la Facultad de Arte, y el mismo día, en el Espacio Incaa Unicen, se proyectará Cenizas y Diamantes, el documental dedicado a Don Cornelio. Desde la organización del evento compartieron que quienes deseen obtener más información pueden comunicarse a los teléfonos 2494496325; 221 4343905 ó 1157513983.
Con motivo de su visita, Ghazarossian respondió tres preguntas a Disco Zip!
-Viniste con Acorazado Potemkin pero ¿Tenés otros recuerdos musicales de Tandil? ¿Viniste también con Don Cornelio o Los Visitantes? ¿Qué te genera venir a la ciudad?
- No tengo otros recuerdos musicales de Tandil, porque la primera vez que fui a Tandil fue a tocar con Acorazado Potemkin cuando nos invitó el grupo Los Otros.
La verdad que me encanta volver porque lo conocí esa vez que fuimos a tocar y me encantó la ciudad. Tiene como una mezcla entre ciudad clásica del interior y a su vez muy moderna.
Me gustaron los edificios muy viejos que vi, la arquitectura me encantó, con muchos edificios y lugares que ya no se ven o se ven muy pocos en Capital Federal. Estoy muy contento de volver y de poder realizar este taller.
2- En una entrevista comentaste que por algún motivo a comienzos de los 90' hiciste un click y te sumergiste en el estudio del bajo....venís ahora a brindar una clínica. ¿Cuánto hay de estudio y cuánto de rock en la conexión con un instrumento?
En el año 94´ o 95´ me empecé a sentir un poco saturado y que me faltaban ideas, como que me salía siempre lo mismo. Yo estudié muy poco en realidad, me costaba mucho estudiar, a mí me interesaba mucho más el intercambio con los demás y aprendí mucho de tocar con gente,
Yo siempre tenía un latiguillo o algo parecido, como que decía que la música “me bajaba”. Y básicamente los dos primeros discos de Los Visitantes fueron así. Mucho investigar y mucho de orejear.
Cuando llego después del tercer disco, me sentía como que me faltaban ideas, que me salía siempre lo mismo, los mismos recursos. Entonces me puse a pensar y dije, bueno, a mí la verdad que ser un virtuoso del instrumento no es algo que me llame la atención, a mí me gusta mucho más la interpretación, la interpretación, el trabajo en conjunto, porque creo que ahí es donde suceden cosas diferentes.
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Es el trabajo, como manejar la masa, en el sentido de que uno lleva una cosita, el otro lleva otra cosita, y sale algo.
Me pareció que tenía que ir un poco más a la madre de los graves en la línea de bajos. Me compro un buen contrabajo, y creo que fue en el año 95 más o menos. Me acuerdo que estuve un año mirándolo y me parecía que era imposible tocar ese instrumento. A los nueve meses me decidí a estudiar. Yo trabajaba en un garaje, le pregunté a una clienta que era cantante lírica, y me dijo de un profesor de contrabajo que fue mi maestro diez o doce años, Oscar Giunta padre.
Empecé todo de cero. Entonces ahí se me abrió un mundo que fue increíble, hablando de musicalidad, de sonido.
En el momento de terminar Los Visitantes, fue como que me peleé con el bajo, y dije, “hay un grave que no lo tenés en el bajo y sí con el contrabajo”. Ese sonido que tiene la madera, el arco. Me puse a estudiar como un loco. No paraba, y obvio que ahí se juntó con algo que también me venía gustando ya desde el fin de los 80´, que era el tango. Y sobre todo en esa articulación que tiene el contrabajo, los graves en el tango, la base rítmica.
Entonces surgió Me darás mil hijos a principios del 2000 con una propuesta acústica que era un entramado de tres guitarras con un contrabajo y una voz. Y sumado a eso me empecé a meter en pequeñas banditas de tango, después en un cuarteto, hasta que en algún momento mi profesor me ofrece reemplazarlo en una tanguería muy conocida y ahí estuve como tres años tocando, y aprendí de todo.
Hoy por hoy no reniego del estudio, sigo siendo punk y rocker como en mi adolescencia, pero veo las cosas desde otro punto de vista, y está bueno cambiar. Y pienso que desde lo que estudié, pude crecer musicalmente. O sea, todo eso está plasmado en lo que hice después en Me darás mil hijos, en Acorazado Potemkin, en diferentes tipos de artistas que me llaman a veces para grabar.
Y aplico todo, desde la mugre que me da el rock y en parte el tango, porque el tango tiene un sonido que es sucio también, y el estudio. Hay una cosa que, viste, es que la música, si no tiene esa suciedad, no pasa nada. Hay un chiste de los tangueros que dicen que si no tiene mugre no pasa nada. Y ahí está un poco cuando vos sentís que la música tiene esa dinámica del vivo. De vida.
Hace tiempo vengo trabajando y pensando en lo tangible y lo intangible de la música. O sea, vos tenés que en la música lo tangible puede ser lo que genera el sonido, los instrumentos, tenemos notas, figuras rítmicas y todo eso.
Pero después tenés una cosa que es intangible, porque el sonido no lo ves, pero lo sentís. Entonces ahí está la interpretación, que es algo que también me interesa mucho, el trabajo sobre interpretación y cómo buscar el sonido interno, el sonido propio, porque cada uno que quiere mostrar algo, cualquier disciplina creada, tenés que tener como sacar eso interno, porque ahí está un poco, la verdad, cuando tenés esas necesidades porque tenés algo interno.
Entonces yo lo que trato después de casi 40 años de estar haciendo bajos y contrabajos y líneas de bajos y tocar y ensayar, ensayar, ensayar, muchas, muchísimas horas, estoy tratando de hallar un poco más el camino a las personas que están interesadas un poco en llegar a eso. Y quiero transmitir todo eso.
3- En 1988 editaron “Patria o Muerte”.... ¿Cómo ves el presente?, desde lo político pero también desde lo musical.
Si, en 1988 se editó Patrio y Muerte, el segundo y último disco de Don Cornelio. Mira, yo el presente actual, musicalmente hablando, noto que hay cambios que son notables, pero que a su vez hay cosas que vuelven.
Hay una inmediatez que capaz que entonces no era tan visible o no era así como es hoy. Tecnológicamente cambió todo. Antes llegabas a un grupo porque resonaba el nombre, cuando digo resonaba es porque algo te pasaba cuando escuchabas el nombre o algo asociabas y ya te tirabas a la pileta.
Hoy tenés posibilidad de ver, no sé, hasta un video en el baño del cantante o la cantante cantando y ver si te gusta o no te gusta. Antes no era que conseguías todo como lo conseguís ahora, entonces había un hambre de búsqueda.
A su vez también ves cosas que se tocaban, a principios de los 80 y vuelven. Creo que todo se recicla. El tiempo dirá lo que dura o no dura.
Lo que noto en el mainstream es que lo que más se pierde es musicalidad, de alguna manera, no juegan mucho con la música. Y esto no lo critico a cualquier artista de ahora, porque también pasaba en grupos de rock de los 90 y de los 2000, que llegan a un hit y no se mueven de ese estilo, y la riqueza de la música está en todo lo que podés mezclar y todo lo que podés hacer, bucear. A mí me interesa eso de la música, la infinita gama que tenés para recorrer.
Y desde lo político, y yo veo que cada vez está todo peor, pero no por lo que pasa ahora, porque ya no veía hace tiempo que estaba peor, veo que los políticos cada vez están más alejados de la gente, y cuando hablo de político, hablo político de un lado, del otro lado, del medio, de todos lados. Estamos gobernados siempre por una manga de mentirosos que nunca hacen autocrítica de nada.
Siento últimamente que son como títeres de grandes empresas, que son las que dominan el mundo, y no solamente de acá, de todo el mundo, entonces me parece que tendríamos que rever un poco las mismas sociedades, porque los que le damos poder a los políticos somos las sociedades.
Vengo viendo hace un tiempo que los políticos lo que hacen es dividir. Me parece que es una tontería todo eso, tenemos que darnos cuenta de que somos todos iguales, no hay diferencia, porque tengas más plata, menos plata, mayor estudio, menos estudio.
Sobre todo creo en el amor, en las personas, me gustaría que no se fabriquen más armas, que se trabaje de otros puntos de vista, empezar a tolerarnos entre todos, por las diferencias, por los colores, por las religiones, por lo que sea.