El sombrero estaba, pero... ¡Faltaba la cabeza!
DOS CASOS EN AZUCENA DE LOS AÑOS 30: UNO DE ELLOS, IRRESUELTO; OTRO, CON DOS MUERTOS EN UN BOLICHE, EN UNA JUGADA DE TABA, POR UNA DIFERENCIA DE UN PESO.

Aprovechando la tarde de sol de un día domingo, precisamente el 6 de junio de 1937, dos obreros canteristas, José Hernández y Alejandro Radosablevich, salieron a cazar por la zona de Azucena. Estaban en plena tarea, cuando de pronto salió una liebre y Hernández, tomando puntería, descargó el arma. El animal quedó herido. Y como comenzó a correr con alguna dificultad, el hombre se dedicó a perseguirlo. Hasta que cayó exhausto: imposible alcanzar a la liebre. Grande habría de ser la sorpresa del frustrado cazador, cuando comprobó que había ido a caer de bruces justo al lado de un cadáver al que le faltaba la cabeza.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“¡Alejandro!... Alejandro… vení, mirá… ¿qué es esto?”
La impresión de ambos fue tan honda, que se les fueron las ganas de seguir cazando, y regresaron.