Por culpa de una gallina que fue a parar a la olla del puchero ajeno
UNA VECINA DE LAS CANTERAS MATÓ EN DEFENSA DE LA BATARAZA ANDARIEGA A UN PICAPEDRERO. EN OTRA DE LAS EXPLOTACIONES MINERAS, LA INVASIÓN DE DOS CHANCHOS SUELTOS EN UNA QUINTA, ORIGINÓ UN INTERCAMBIO DE BALAZOS QUE PROVIDENCIALMENTE NO TERMINÓ EN TRAGEDIA.

Dos obreros picapedreros, Russich y Boreanos, vivían con sus familias en un lugar ubicado entre Cerro Leones y La Movediza, a una cuadra de distancia. Las relaciones eran sumamente cordiales, hasta que dejaron de serlo. Fue el día en el que Martin Russich llegó a su casa y luego de echar una mirada para ver si todo estaba en orden, le dijo a su mujer: “Che, María… contá, me parece que falta una gallina”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa dueña de casa abarcó rápidamente con su vista el patio y el gallinero y no solo comprobó la ausencia del animalito andariego, sino que fue más allá para lamentar la pérdida: “¡Claro que falta!...-dijo- y para colmo, es una de las batarazas más ponedoras”.
Enseguida coincidieron marido y mujer en que la ausencia de la gallina debía atribuirse a los Boreanos. Solo ellos sabían por qué. Lo cierto es que sin más trámite, Russich tomó un revólver, lo calzó en la cintura y junto a su esposa y a su hija, marcharon rumbo a la casa del vecino con el propósito de reclamar por el despojo.